Fue un destacado líder del partido liberal, miembro del ejército liberal en las guerras civiles de 1860, 1876, 1885, 1895 y en la Guerra de los Mil Días.
Por: Alejandro García Hernández
Gabriel Vargas Santos nació en Charalá en 1828.
El 8 de mayo de 1860, Tomás Cipriano de Mosquera y José María Obando declararon separado el Estado del Cauca de la confederación granadina e iniciaron una guerra civil en contra del gobierno de Mariano Ospina Rodríguez porque consideraban que el presidente tenía una política conservadora, centralista y clerical. En esta guerra civil, Gabriel Vargas se unió al ejército liberal bajo las ordenes de Tomas Cipriano de Mosquera y de José Santos Gutiérrez.
Vargas Santos firmó la Constitución Política de los Estados Unidos de Colombia de 1863 como Diputado por el Estado Soberano de Santander. Esta Constitución estableció un régimen federal democrático bajo el nombre de “Estados Unidos de Colombia”, garantizaba la separación de poderes, la separación de iglesia y Estado y la seguridad nacional y reconocía y garantizaba los derechos individuales y de gentes. No obstante, se debilitó tanto al poder ejecutivo que los posteriores gobernantes no pudieron ejecutar obras ni implementar planes de gobiernos coherentes porque tenía poderes limitados, sus periodos eran muy cortos y no podían reelegirse.
Guerra civil de 1876
En 1876, los conservadores, liberales independientes y el clero iniciaron en coalición una guerra civil porque se oponían a que se estableciera un sistema educativo laico en el país. En esta guerra, Gabriel hizo parte del ejército del Gobierno bajo las órdenes de Manuel Santos Acosta y Sergio Camargo.
Después de la guerra, el general Gabriel Vargas se dedicó a sus negocios en la ganadería en el Casanare y a la explotación de la sal en la Salina de Chita. Gracias a estos negocios consiguió grandes ingresos que le permitieron destacar cómo un importante líder político y militar de los liberales, puesto que tenía la capacidad económica de financiar a los liberales.
Guerra civil de 1885
En la guerra civil de 1885, el General Gabriel Vargas Santos organizó un ejército, con fuerzas de Venezuela, Casanare y Boyacá, para unirse al ejército revolucionario de los liberales y tomarse la ciudad de Tunja, según Sicard (1925).
El 25 de diciembre de 1884, los Generales de los ejércitos rebeldes y del Gobierno iniciaron un diálogo para restablecer la paz. Sin embargo, estos diálogo fueron desconocidos por el presidente y el 1 de enero de 1885 se reanudó la confrontación armada. Entonces la Guerra se extendió por Antioquia, Tolima, Cauca, Panamá y el Magdalena.
En Boyacá, el ejército comandado por general Solón Wilches derrotó al ejército revolucionario. Por ello, Vargas Santos, Hernández y Sarmiento tuvieron que retirarse en Puerto Wilches y posteriormente se embarcaron hacia la costa a unirse a las tropas de general Gaitán Obeso, conforme con Rivera (2003).
En la costa Caribe, el ejército radical comandado por Ricardo Gaitán Obeso consiguió replegar a todo el ejército conservador a Cartagena. Entonces, el 25 de febrero se inició el sitio de Cartagena y se prolongó durante tres meses. Durante este tiempo ambos ejércitos recibieron refuerzos, incluyendo al General Vargas Santos, quien asumió el mando del ejército radical, de acuerdo con Echeverri (2004).
El 7 de mayo, el General Vargas Santos ordenó a todo el ejército radical atacar a Cartagena por tres flancos al mismo tiempo y desembarcar tropas de tres busques al frente de la puerta de la Aduana. Durante la batalla, los conservadores contaron con el apoyo de unas goletas norteamericanas, lo cual les aseguró el éxito en la defensa de la ciudad. La batalla se convirtió en una masacre de soldados radicales, en tan sólo siete horas el ejército liberal fue diezmado.
El 8 de mayo, el ejército liberal decidió retirarse hacia Barranquilla y el General Vargas Santos renunció a la dirección del ejército. La derrota en el sitio de Cartagena significó el inicio del fracaso de la campaña radical. El 17 de junio de 1885, los Generales Gabriel Vargas Santos, Ricardo Gaitán Obeso y Daniel Hernández fueron derrotados en el combate de La Humareda.
Tras la guerra, Vargas Santos fue indultado y se estableció en Tame, donde se dedicó administrar sus negocios de sal y de ganadería. También construyó un puente sobre el rio Sácame, el cual la tendencia le compró posteriormente.
El triunfo de los conservadores les permitió establecer el movimiento de ‘la Regeneración’, iniciar la hegemonía conservadora, que es la sucesión de gobiernos conservadores desde 1886 hasta 1930, y expedir la Constitución de 1886, la cual estuvo vigente por más de 100 años en Colombia, hasta la expedición de la actual Constitución de 1991.
La Constitución de 1886 estableció un proyecto nacional fundado en la identidad católica y en el centralismo político con un régimen presidencial independiente y fuerte. La Constitución política de 1886 reconoce a Dios como fuente de toda autoridad y declara a la Religión Católica como esencial para el orden social.
La Constitución establecía que el presidente nombraba a los ministros, a sus agentes, a los gobernadores, a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de los Tribunales Superiores y a dos miembros del Consejo de Estado.
La Constitución Política de 1886 y los Gobiernos de la Regeneración establecieron un gobierno centralista y autoritario con amplias facultades y con una política de “orden” que excluyó y reprimió cualquier oposición. Las facultades del presidente de nombrar directamente a los gobernadores y a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de los Tribunales provocó el desaparecimiento de toda la autonomía de las regiones y de la rama judicial del Estado, las cuales eran reconocidas por los anteriores gobiernos liberales radicales, de acuerdo con Fischer (2001).
La Constitución de 1886 mantuvo el sistema de elecciones libres para el Congreso. Sin embargo, Rodríguez (1973) afirma que el fraude electoral y la represión violenta no permitieron la participación de los liberales en el congreso, ni en ningún puesto público.
Guerra civil de 1895
El Gobierno de Caro se caracterizó por ser autoritario y represivo. El Gobierno de Caro consideraba que la censura de publicaciones y el cierre de periódicos era importante para impedir el ateísmo, las noticias difamatorias y la inmoralidad. Caro también desterró del país a varios dirigentes políticos, periodistas y artesanos del partido liberal.
Lo anterior, generó grandes divisiones y un ambiente hostil en el país. Esto ocasionó que en 1895 estallara una guerra civil en contra de ‘La Regeneración’ y el Gobierno de Miguel Antonio Caro. La guerra ocasionó crueles masacres en el interior del país. El General Vargas Santos organizó un ejército en Venezuela para defender la causa liberal en los llanos. Mientras que Caro puso al frente de los ejércitos legitimistas al general Rafael Reyes, quien con talento indiscutible de estratega y jefe militar planeó una campaña relámpago con la que acabo con la guerra y devolvió la paz al país. Rafael Reyes derrotó a Vargas Santos en la batalla en la Tribuna. Después de la guerra, Vargas Santos fue enviado al destierro y solo regresó a Casanare hasta finales de 1898.
La Guerra de los Mil Días
Los liberales querían llegar al poder para acabar los abusos de la regeneración, la corrupción y la violencia del Gobierno en contra de la población civil. De esta forma, los liberales querían garantizar las libertades fundamentales y la tolerancia política.
El liberalismo se dividió entre pacifistas y belicistas. Los pacifistas buscaban solucionar la crisis institucional a través del diálogo y pedían reformas constitucionales. Por otro lado, los belicistas propugnaban tomarse el poder por las armas porque el Gobierno hacía fraude electoral para excluirlos del poder, consideraban que los conservadores no iban a entregar pacíficamente lo que habían conseguido con la guerra civil de 1885 y querían derogar la Constitución Política de 1886 para emitir una nueva parecida a la Constitución de 1863.
En octubre de 1899, el General Vargas Santos, representante de los belicistas, asumió la dirección del Partido Liberal, convirtiéndose en el jefe único del liberalismo. El 17 de octubre de 1899, los liberales iniciaron la guerra de los mil días alegando que querían defender los derechos electorales, la libertad de prensa y la libre determinación de los pueblos, por lo que se levantaban en armas para combatir el abuso de poder de los mandatarios, la extralimitación de sus facultades y la corrupción.
El General Gabriel Vargas Santos fue nombrado Jefe Supremo del ejército revolucionario porque se consideraba que era un patriarca del partido con experiencia en las contiendas civiles del siglo XIX y su imagen mantenía la unidad de las tropas liberales, lo cual fue fundamental para dirimir las disputas de los Generales Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera.
Durante el primer mes de combates, el ejército liberal sufrió varias derrotas, pero el 13 de diciembre de 1899 salieron victoriosos en la decisiva batalla de Peralonso. Con esta victoria al ejército liberal sólo le quedaba perseguir a las tropas del Gobierno y marchar sobre Bogotá para ganar la Guerra. Benjamín Herrera y Rafael Uribe Uribe le insistieron al Vargas Santos que marchara sobre Bogotá.
Sin embargo, el General Vargas Santos prefirió enfrentar un ejército conservador que iba hacía Cúcuta y allí acuartelar las tropas para alegarse de la protección que le brindaba Venezuela. En enero de 1900, el General da un manifiesta a la nación glorificando la victoria y exaltando los ideales de los liberales.
El General Vargas Santos fue nombrado como ‘Presidente Provisional de la República’ y se dedicó a crear un Gobierno liberal en Pamplona y Cúcuta, a controlar el comercio y la ruta vial a través del Maracaibo y a reclutar, entrenar y armar con elementos de guerra de Venezuela a un ejército capaz de enfrentar al ejército del Norte. Durante tres meses las tropas estuvieron acuarteladas, lo que debilitó al ejército liberal por la falta de alimentos y las malas condiciones de los campamentos.
Mientras tanto, el presidente Sanclemente ordenó arrestar a todos los ciudadanos liberales que residían en Bogotá para evitar revueltas en la ciudad, reorganizó su ejército e inició una efectiva ofensiva en contra del ejército liberal, de acuerdo con Santos (2004).
Finalmente, el 25 de abril de 1900, el General Vargas Santos decidió movilizar los ejércitos liberales de Cúcuta y ordenó la campaña hacia Bogotá, pero ya era demasiado tarde, el ejército conservador ya se había organizado y pudo repelar el ataque liberal. De este modo se desaprovecho la única posibilidad que hubo en la guerra de tomarse Bogotá. A partir de este momento las tropas liberales sufrieron varias derrotas, según Ricord (1986).
En mayo de 1900, los ejércitos conservadores y liberales se encontraron sin querer entre Rionegro y Bucaramanga. El ejército conservador contaba con más soldados y mejor armamento. Pese a ello, el General Vargas Santos decidió enfrentar al ejército conservador y se dio inicio a la decisiva batalla de Palonegro, Santander. El 13 de mayo, los Generales Benjamín Herrera y Rafael Uribe Uribe lograron penetrar las líneas de combate de los conservadores, pero requerían un refuerzo para derrotar el grueso del ejército conservador. No obstante, el General Vargas Santos negó la solicitud, al día siguiente los conservadores lograron recuperar y reforzar las líneas rotas y los liberales perdieron la única oportunidad que tuvieron de victoria.
La batalla duró 16 días, desde el 11 hasta el 26 de mayo, y se convirtió en una matanza entre liberales y conservadores, por lo que fue el combate más largo, cruento e importante de la guerra. Finalmente, los conservadores ganaron la batalla porque tenían más abastecimiento. Los liberales decidieron retirarse de la batalla porque se enteraron de que venían refuerzos conservadores desde Bucaramanga, pero tuvieron que seguir combatiendo para evitar que los persiguieran. La batalla de Palonegro dio un saldo de más de cinco mil muertos y más de seis mil heridos entre ambos bandos. Esta batalla les permitió a los conservadores recuperar el control en las principales poblaciones del país.
El ejército liberal estaba diezmado y tuvieron que adentrarse a la selva y dividirse para facilitar su movilización, sostenimiento y lucha con tácticas guerrilleras, pero con el paso del tiempo el ejército liberal se veía más cercado por el ejército conservador y en la selva vivieron muchas penalidades. Por ello, Vargas Santos decidió movilizar su ejército a Venezuela para salvaguardarlo.
El Gobierno consideró que la guerra acabaría pronto por las continuas derrotas del ejército liberal. Sin embargo, la guerra seguía con igual intensidad porque se comenzaron a organizar guerrillas liberales por todas partes, que no dependían del ejército liberal, y lograron diezmar al ejército conservador en Cundinamarca, Boyacá, Antioquia, Cauca, la Costa y La Guajira.
Tras el golpe de estado a Sanclemente, el General Gabriel Vargas Santos y Aquileo Parra iniciaron diálogos con el nuevo Gobierno para firmar un acuerdo de paz. El 29 de agosto de 1900, el General Vargas Santos lanzó un manifiesta a la nación le pedía al nuevo Gobierno de Marroquín pactar la paz para terminar el conflicto armado.
Uribe (1993) afirma que el vicepresidente Marroquín rechazó la propuesta y en su lugar expidió un decreto que intensificó la guerra, puesto que declaraba la persecución a todos los civiles opositores y establecía que todas las personas debían dar una contribución obligatoria o serían hechos prisioneros para contribuir a la guerra.
Vargas Santos viaja a Nueva York. El 29 de mayo de 1902, el general Gabriel Vargas Santos firmó un tratado de paz ante el ministro José Vicente Concha, pero el documento no fue aceptado por el gobierno de Marroquín. También se estableció el comando revolucionario de los liberales con Gabriel Vargas Santos, Rafael Uribe Uribe y Antonio José Restrepo. Sin embargo, Vargas Santos ya no fue reconocido como el Director Supremo de la guerra.
Todos dieron por terminada la guerra cuando, el 10 de septiembre, el general Ramón Marín capituló en el Tolima y circuló un manifiesto patriótico, un llamado clamoroso a detener el derramamiento fratricida de sangre y a sellar la paz y la unidad de los colombianos. Dos días después el general Benjamín Herrera le envió una carta al Gobernador de Panamá, Víctor M. Salazar, con las bases para un armisticio sustentadas en la famosa frase «la Patria por encima de los Partidos», según Santos (2004).
El General Vargas Santos contaba en Nueva York con los elementos para continuar la guerra, pero decidió avalar la propuesta de Benjamín Herrera, viajó a Panamá, celebró el acuerdo de paz y se comprometió a trabajar por la paz.
Últimos días de vida
Al finalizar la guerra, Gabriel Vargas Santos se preocupó por reconstruir sus negocios en los llanos. Por otra parte, Rafael Uribe Uribe y Vargas Santos comenzaron a discutir y a culparse por los errores durante la guerra. Por esta razón, ambos comenzaron a competir para crear cada uno de ellos una organización partidista liberal.
Durante el Gobierno de Rafael Reyes fue defensor de mantener relaciones pacíficas con Venezuela. El General Vargas Santos se incorporó al movimiento republicano e hizo parte de la Asamblea Nacional Constituyente de 1910. Gabriel Vargas Santos murió en Tame en junio de 1914.
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