Manuel del Socorro Rodríguez, un educador fundamental para la independencia de Colombia

Con su trabajo como bibliotecario y periodista contribuyó a la educación de una generación que lideró la independencia de Colombia. Durante su vida defendió la monarquía, la religión católica y se opuso a las revoluciones. Pese a ello, promovió la construcción de una identidad americana, la explotación de los recursos naturales, y la valorización de la cultura indígena y de las mujeres.

Por: Alejandro García Hernández

Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria nació el 3 de abril de 1758 en Bayamo, Cuba. Sus padres fueron Manuel Baltasar Rodríguez y María Antonia de la Victoria, pero su padre murió cuando aún era un niño. Rodríguez fue monaguillo de la iglesia de San Juan Evangelista en Bayamo, lo que le permitió asistir a la escuela de la iglesia y recibir una dotación económica para su familia.

A lo largo de su vida, Manuel de Socorro fue víctima de discriminación. Pese a ser un destacado intelectual, sus contrarios no discutía sus ideas, sino que sólo lo descalificaban diciendo que era indígena, afrodescendiente y/o cubano, según Sedeño (2012).

Por su condición social y económica, Rodríguez no pudo continuar con sus estudios en una escuela o universidad colonial. Por lo que comenzó una formación autodidacta en la que aprendió el magisterio, la carpintería, la talla de madera, el dibujo, la pintura, la caligrafía y las humanidades. Gracias a sus habilidades pudo trabajar para colaborare a su madre y a sus dos hermanas.

Rodríguez consiguió formar una biblioteca personal de 170 libros con la que hizo su formación autodidacta. En octubre de 1778, obtuvo el título de aptitud en humanidades por del Real Colegio de San Carlos de la Habana, gracias al cual pudo trasladarse a Santiago de Cuba en 1784.

En 1780 comenzó a dirigir a la Corona española memoriales y oficios para una pensión que le permitiera dar estabilidad a sus hermanas jóvenes y su anciana madre y financiar su viaje a España para continuar con sus estudios literatos, puesto que no podía continuar su progreso por los escasos libros en América y por no poder comprar los pocos libros que venían de Europa.

En 1785 el Gobierno de la Habana le dio 600 pesos para sostener a su familia. En 1788 conoció personalmente al brigadier José de Ezpeleta, gobernador de la isla. En 1789, consiguió una pensión anual de 180 pesos por un empleo literario en la Corte, después de aprobar un riguroso examen de ciencias, literatura y bellas artes por parte del Real Colegio de San Carlos de la Habana.

El Bibliotecario

Ezpeleta fue nombrado virrey de la Nueva Granada y se trasladó hacia Bogotá con Manuel de Socorro Rodríguez. Llegaron a Santafé de Bogotá el 18 de octubre de 1790 e inmediatamente Rodríguez fue nombrado bibliotecario público de la Real Biblioteca de Santafé de Bogotá, cargo que ocupó hasta su muerte.

Manuel del Socorro vivió en la Biblioteca en un cuarto que adecuó como vivienda y se dedicó a inventariar, reorganizar, custodiar y administrar los fondos bibliográficos, y a profundizar y escribir sobre los temas que le interesaban. Con su sueldo en la Nueva Granada mantuvo a su familia en Cuba, quienes no pudieron trasladarse por su estado de salud.

En el siglo XVIII, la universidad colonial era la administradora del conocimiento tradicional. Por eso, los ilustrados de la Nueva Granada comenzaron una formación autodidacta para adquirir conocimientos modernos. Para ello comenzaron a conformar bibliotecas personales que eran cruciales para la educación. Sin embargo, el comercio y la circulación del libro era difícil. Por esa razón, los ilustrados tomaron alternativas para educarse como la formación entre compañeros, el viaje de estudios, el intercambio epistolar y las nuevas prácticas de la lectura y de la escritura, conforme con Sedeño (2017).

Rodríguez criticaba el sistema educativo porque los alumnos vivían en absoluta pobreza y al terminar sus estudios no conseguían emplearse, por lo que continuaban viviendo en la absoluta pobreza, de acuerdo con Espinosa (2016).

Rodríguez convirtió la Biblioteca en una escuela gratuita en la que se dictaban clases de educación teológica, política, historia sagrada y eclesiástica, mitología griega, romana y nacional, deberes del hombre, elocuencia, poesía, de la lengua y ortografía castellana, fundamentos de hebreo, griego, francés, italiano, portugués y muisca, arquitectura, pintura, escultura, geografía, cronología, historia natural, física y de anticuaria. Gracias al apoyo del virrey Ezpeleta, la Biblioteca contó con el financiamiento para sostener su planta y comprar libros.

A finales del siglo XVIII, en Santafé había gran agitación intelectual. La expedición botánica estaba en pleno desarrollo y afloraban las tertulias. Manuel del Socorro consideraba que las sociedades y tertulias eran importantes para promover la educación, pero que debían ser controladas para evitar que los jóvenes recibieran enseñanzas erróneas o que desconocieran las instituciones de la colonia.

En la Biblioteca, Rodríguez fundó la tertulia Eutropélica, la cual fue un espacio en el que asistieron hombres y mujeres para socializar sus escritos y estudios sobre cultura, política, economía, sociales y derecho. La tertulia buscaba crear una cultura de lectura y reflexión crítica.

El periodista

El 9 de febrero de 1791, Manuel del Socorro fundó el Papel Periódico de Santafé de Bogotá, con el auspicio del virrey Ezpeleta para construir una sociedad ilustrada, patriota y feliz. Con este periódico se inició formalmente el periodismo en Colombia. La dirección y edición siempre estuvo a cargo de Rodríguez. Pese a las dificultades técnicas, económicas y de distribución, funcionó sin interrupción hasta el 6 de enero de 1797, consiguiendo publicar 265 números.

El periódico fue un importante canal de expresión de los granadinos que informó y educó a sus lectores en política, cultura, literatura, filosofía, derecho, religión, moral, geografía, recursos naturales, física, botánica, agricultura, historia, comercio, organización del virreinato, la actividad militar y civil de la metrópoli y sus posesiones.

Todas las publicaciones del periódico eran aprobadas por las autoridades reales, por lo que Rodríguez tuvo que defender la monarquía y la religión católica. Ello no fue impedimento para que divulgara ideas ilustradas, puesto que exponía esas ideas defendiendo el sistema colonial. Adicionalmente, Rodríguez denunció prácticas corruptas de las autoridades y de las comunidades religiosas.

Rodríguez defendía la monarquía y la religión católica, criticaba la revolución francesa y norteamericana, en especial el régimen de terror de Robespierre y Marat. Para Rodríguez era fundamental mantener el orden público y evitar las desgracias humanas, por ello en varias ocasiones se mostró contrario a las revoluciones violentas. Por el contrario, Rodríguez abogaba por promover la educación para lograr cambios sociales.

Rodríguez reconocía que los derechos del hombre son los bienes más preciados de la especie humana y que estos nacían de la búsqueda del bien común de la sociedad por parte de la justicia y la razón. Sin embargo, consideraba que estos sólo podían nacer dentro del orden monárquico para defender la moral, la política y la religión. Por lo tanto, se oponía a la ‘Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano’, traducida por Antonio Nariño, porque consideraba que sólo era un engaño para que las personas se adhirieran a oscuros intereses.

En este periódico se publicó «El Arcano de la Quina» de José Celestino Mutis, “Estudio sobre el guaco” de Francisco Javier Matiz y “Disertación sobre la agricultura” de Luis de Astigárraga. En el periódico también escribieron Antonio Nariño, Francisco Antonio Zea, Francisco José de Caldas, Pedro Fermín de Vargas, Vicente Gil de Tejada, Miguel Silvestre de Luna, Felipe de Vergara, Luís Eduardo de Azuola, Francisco Antonio Ulloa, Francisco Martínez, Nicolás Moya Valenzuela, José María Gruesso, Francisco Antonio Rodríguez, y fray José María Valdés, entre otros.

De la Cuadra (2009) afirma que, en 1802, Rodríguez escribió “Fundación del monasterio de la Enseñanza, de monjas benitas, llamadas esclavas de la Virgen, establecidas en la ciudad de Santafé de Bogotá, el año de MDCCLXXXIII” obra que contiene datos sobre la educación y el estado social de la mujer durante la colonia.

Desde el 6 de diciembre de 1806 hasta el 4 de noviembre de 1809, Socorro de Rodríguez fundó ‘El Redactor Americana’, por solicitud del virrey Antonio Amar y Borbón. Desde el 27 de enero de 1807 hasta el 27 de noviembre de 1809, Rodríguez publicó ‘El Alternativo al Redactor Americano’, suplemento mensual de ‘El Redactor Americana’.

Rodríguez publicó “últimas noticias” desde el 24 de septiembre de 1809 y posteriormente le cambio el nombre del periódico a “Los Crepúsculos de España y Europa”. El periódico fue publicado hasta el 1 de diciembre de 1809, según Espinosa (2016).

Manuel de Socorro escribió “La Constitución Feliz” por solicitud de la Junta Suprema de Santafé Fe. El documento contaba los sucesos ocurridos en Santafé de Bogotá entre el 20 de julio y el 17 de agosto de 1810 y justificaba la libertad del país con críticas a España, incluso lo acusó de ser un gobierno tiránico.

Con su trabajo periodístico, Manuel de Socorro promovió la construcción de una identidad nacional, la consolidación del pensamiento americano y la formación de una opinión pública con conocimiento de la política, la antropología, la arqueología, la lingüística y la historia.

Lo anterior se logró mostrando los avances científicos, de las letras y las artes conseguidos en América y dando a conocer a toda una generación de criollos ilustrados. Rodríguez también expuso las diferencias entre las regiones del virreinato y de América, en aspectos sociales, cultures, económicos y político.

Rodríguez criticó la forma como la metrópoli había adelantado la conquista y colonización. En su concepto, tales procesos habían prácticamente arrasado con las importantes culturas indígenas por culpa de la religión y las ansias de fortuna de los conquistadores. Rodríguez analizó que esos procesos habían sido posible por las luchas entre los diferentes grupos indígenas y la superioridad en armamento y estrategias. Así mismo, criticó la esclavitud y la trata negrera, de acuerdo con Banrepcultural.

Rodríguez abogó por un «redescubrimiento» de América, que implicaba la revaloración y reinterpretación de los indígenas americanos y su cultura, y de la historia general del Nuevo Continente. Para ello había que restituir la lengua muisca con la finalidad de acercarse a la “memoria de la antigüedad bogotana”, iniciar un proceso de salvamento de los vestigios culturales aún existentes, el cual consistía en rescatar lo material y lo espiritual, constituir un museo de lo americano, establecer cátedras de historia de América, y conformar una gran enciclopedia americana.

Manuel del Socorro Rodríguez criticó la política de España frente a sus colonias, pues en su afán de extraer metales preciosos, no había promovido todas las posibilidades de explotación del Continente. Por lo que consideraba que se necesitaba desarrollar la agricultura y el comercio de las colonias para explotar sus climas y sus infinitos recursos naturales, conforme con Banrepcultural.

Rodríguez informó acerca del desenvolvimiento de las rebeliones negras en el Caribe: Jamaica, Haití y las Antillas, la fracasada expedición libertadora de Francisco Miranda en Venezuela, la avanzada de tropas españolas contra los ingleses en el Río de la Plata, las primeras discusiones registradas en Inglaterra para abolir la trata negrera, y las acciones de Napoleón en Europa y particularmente en España, según Banrepcultural.

Rodríguez publicó el discurso «Sobre el estado actual del Río Magdalena» de Pedro Fermín de Vargas, quien estaba en el destierro, y el desarrollo de las discusiones sobre las obras de George Louis Leclerc conocido como el conde de Buffon y del abate holandés Cornelio de Paw.

La última etapa de su vida

Luego del grito de Independencia, el 20 de julio de 1810, el nuevo gobierno dejó de pagarle el sueldo de bibliotecario. Sin embargo, Rodríguez fue miembro del Colegio Electoral de Cundinamarca y colaboró activamente en el gobierno de Antonio Nariño. El 22 de junio de 1812, Manuel del Socorro Rodríguez fue nombrado redactor de la Gazeta Ministerial de Cundinamarca.

En 1816, con la reconquista española, Pablo Morillo ordenó que Manuel de Socorro fuera arrestado en su pieza de habitación y que no se le entregara alimentos. Después de dos días de encierro y ayuno forzosos, el jefe español se presentó a interrogar a Rodríguez, pensando en fusilarlo por su participación en los gobiernos rebeldes. Sin embargo, Morillo vio el retrato de Fernando VII en el salón y ordenó la libertad de Rodríguez.

A partir de ese momento y hasta su muerte, Rodríguez se dedicó a su trabajo cómo bibliotecario. En sus últimos días tuvo que vivir de la ayuda económica de la familia de Manuel de Bernardo Álvarez y de Jorge Tadeo Lozano y de la venta de dibujos que elaboraba.

Manuel del Socorro Rodríguez murió el 3 de junio de 1819 en Santafé de Bogotá. Socorro Rodríguez murió en la absoluta pobreza, los habitantes de la capital tuvieron que hacer colecta para pagar su entierro y finalmente fue sepultado en la iglesia La Candelaria.

En la historia de Colombia, Manuel del Socorro Rodríguez ha sido desprestigiado e incluso olvidado por su origen nacional, racial y por defender la monarquía. Sin embargo, es importan resaltar su labor cómo periodista y bibliotecario porque contribuyó a la educación de la generación que logró la independencia de Colombia.

Bibliografía

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