Es considerado como uno de los estrategas sudamericanos más notables de todos los tiempos, en especial por diezmar el ejército conservador en Panamá sin darles excusas a los estadounidenses para desembarcar sus tropas en el Istmo. Tras la guerra se dedicó a implementar una estrategia que le permitiera al liberalismo llegar al poder por vías pacíficas. Tras su muerte, el liberalismo continuó la estrategia del general y lograron llegar al poder en las elecciones presidenciales de 1930.
Por: Alejandro García Hernández
Benjamín Herrera Cortés nació en Cali en 1850. Sus padres fueron Bernabé Herrera y Margarita Cortés. Benjamín Herrera quedó huérfano de madre desde temprana edad. Estudiaba Jurisprudencia en la Universidad del Cauca, en Popayán, cuando estalló la guerra civil de 1876.

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Herrera abandonó sus estudios y se unió al Ejército del Gobierno liberal del Estado Soberano del Cauca para defender el Gobierno de Aquileo Parra. Herrera fue ayudante del general Daniel Delgado, cuyo ejército se encargó de cortar la comunicación entre el ejército de Antioquia y el ejército de Sergio Arboleda. Herrera combatió en Toche, Quindío, contra de las fuerzas conservadoras comandadas por el general Manuel Casabianca. Los liberales ganaron la batalla y Herrera fue ascendido por su actuación y consejos. Finalmente, el ejército repelió con éxito la invasión de las fuerzas conservadoras de Antioquia. Tras la guerra, Herrera decidió continuar su vida militar como oficial de la Guardia colombiana.
Cuando estalló la guerra civil de 1885 en contra del Gobierno de Rafael Núñez. Herrera decidió abandonar el ejército del Gobierno y se afilió al bando radical. Herrera se incorporó a las fuerzas del general Daniel Hernández. Combatió en las campañas de Santander, Cartagena y Boyacá. En el sitio de Cartagena fue ascendido a coronel y en la campaña de Boyacá recibió la admiración del general Felipe Pérez.
Vencido el liberalismo, se estableció en Pamplona, en donde se casó. Herrera no participó en la guerra civil de 1895 porque había sido arrestado por sus ideas políticas y cuando salió de la cárcel tuvo que exiliarse.
La Guerra de los Mil Días
La Guerra de los Mil Días surgió porque los liberales querían llegar al poder para acabar los abusos de la regeneración, la corrupción y la violencia del Gobierno en contra de la población civil que se le oponía pacíficamente. De esta forma, los liberales querían garantizar las libertades fundamentales y la tolerancia política. Sin embargo, el Gobierno hacía fraude electoral para excluir a los liberales del poder, por lo que consideraron que la única vía para acceder a él era por medio de la guerra.
La guerra inició el 17 de octubre de 1899, cuando Paulo Emilio Villar, director del partido liberal en Santander, ordenó el levantamiento revolucionario en Bucaramanga. El 1 de noviembre, Benjamín Herrera logró liberar a Cúcuta y comienza a organizar un ejército de 2.000 hombres, entre los que estaban una tropa comandada por Justo Durán que había llegado de Ocaña.
El brote de la revolución se expandió en todo el territorio nacional y de forma independiente fueron dándose distintos levantamientos porque en todo el país habían liberales inconformes con el Gobierno. Por esta razón, surgieron de forma espontánea varias guerrillas que no tenían una línea de mando con el Ejército liberal y con el pasó del tiempo este fenómeno se expandió en todo el país.
El Gobierno realizó grandes gastos en la compra de las dotaciones modernas para el Ejército. Por el contrario, el Ejército liberal era conformado en su mayoría por campesinos con el armamento viejo que tenían de las anteriores guerras civiles.
El ejército liberal liderado por Rafael Uribe Uribe perdió una batalla en Piedecuesta el 28 de octubre, pero en un segundo combate lograron ganar, y Uribe precipitadamente ejecutó un fracasado y cruento sitio en Bucaramanga, según Santos (2004).
Tras este fracaso, el ejército diezmado de Rafael Uribe Uribe salió hacía Cúcuta y el ejército de Benjamín Herrera salió hacía Bucaramanga para encontrarse en el camino y unir fuerzas. Sin embargo, las tropas de Rafael Uribe fueron perseguidas por los conservadores para acabarlos. Finalmente, todos se encontraron en Peralonso, conforme a Ricord (1986).
El 15 de diciembre de 1899, se inició la batalla del puente de Peralonso. Los conservadores tenían ventaja porque tenían más hombres y mejor armamento. Pero en una inesperada y rápida acción, el ejército liberal logró tomarse el puente y atacaron al ejército conservador que no estaba preparado para la batalla, por lo que gran parte del ejército emprendió la retirada y fueron capturados 900 soldados. La victoria del ejército liberal fue de gran importancia porque llenó de valor a los liberales y aterrorizó a los conservadores, quienes abandonaron voluntariamente Pamplona, Bucaramanga y dejaron el camino libre hasta Bogotá. Tras la batalla, el general Vargas Santos nombró a Herrera “Mayor Generalísimo de los Ejércitos revolucionarios”.
Ricord (1986) afirma que Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera le insistieron al director supremo, el general Vargas Santos, a que ordenara la marcha sobre Bogotá. Sin embargo, el viejo general se opuso y prefirió ordenar enfrentar un ejército conservador que iba hacía Cúcuta, esperar allí la llegada de elementos de guerra de Venezuela y organizó un Gobierno liberal en Pamplona y Cúcuta. Conozca los historia completa del general Vargas Santos
Mientras tanto, el presidente Sanclemente ordenó arrestar a todos los ciudadanos liberales que residían en Bogotá para evitar revueltas en la ciudad, reorganizó su ejército e inició una efectiva ofensiva en contra del Ejército liberal, de acuerdo con Santos (2004).
Después de 54 días, el general Vargas Santos al fin ordenó la campaña hacia Bogotá, pero ya era demasiado tarde, el ejército conservador ya se había organizado y pudo repelar el ataque liberal. De este modo se desaprovecho la única posibilidad que hubo en la guerra de tomarse Bogotá. A partir de este momento las tropas liberales sufrieron varias derrotas, según Ricord (1986).
El 11 de mayo de 1900, los ejércitos liberales y conservadores se enfrentaron en la batalla de Palonegro. Esta batalla duró 16 días y se convirtió en una matanza entre liberales y conservadores. Al final de la batalla habían muerto cerca de 4.000 soldados entre ambos bandos. Los liberales decidieron retirarse de la batalla porque se enteraron de que venían refuerzos conservadores desde Bucaramanga. Benjamín Herrera organizó la retirada del ejército, en la que siguieron combatiendo para evitar que los persiguieran. Esta batalla les permitió a los conservadores recuperar el control en las principales poblaciones del país.
El Ejército liberal se adentró a la selva y se dividió para facilitar su movilización, su sostenimiento y para luchar contra los conservadores con tácticas guerrilleras. En la realidad, el Ejército liberal estaba diezmado, poco a poco se veía más cercado por el ejército conservador y en la selva vivieron muchas penalidades, conforme a Ricord (1986).
Benjamín Herrera cedió su ejército a Rafael Uribe, ingeniosamente logró escabullirse de las autoridades que lo buscaba y logró salir al extranjero para intentar canalizar y traer recursos y armamento para la revolución. Vargas Santos decidió movilizar su ejército a Venezuela para salvaguardarlo. Finalmente, Rafael Uribe se fue hacia Nueva York.
Por su parte, el Ministro de defensa Arístides Fernández inició una política de torturar, asesinar y poner en escarmiento público a todos los jefes del Ejército liberal que lograban capturar, incluso después de que se acabara la guerra. Bajo esta política, el ejército del Sur, comandado por Avelino Rosas, fue derrotado y Avelino Rosas fue capturado, ejecutado y su cuerpo fue descuartizado y puesto en escarmiento público.
El Gobierno consideró que la guerra acabaría pronto por las continuas derrotas del Ejército liberal. Sin embargo, las guerrillas liberales que no dependían del Ejército liberal lograron diezmar al ejército conservador en Cundinamarca, Boyacá, Antioquia, Cauca, la Costa y La Guajira, incluso con el paso del tiempo surgían más guerrillas, de acuerdo con Santos (2004).
Campaña militar en Panamá
Benjamín Herrera, en su búsqueda de recursos para la revolución, había viajado por Nueva York y los países de Centroamérica. Estaba en Corinto, Nicaragua, cuando el general Lucas Caballero le comunicó que había sido nombrado por Gabriel Vargas Santos cómo director de la guerra y general en jefe del Ejército de la Revolución en el Cauca y Panamá. Benjamín Herrera y Lucas Caballero, secretario general de la Dirección Suprema de la Guerra, viajaron a Ecuador a organizar la expedición hacia Cauca y Panamá. Se pactó que los Generales Julio Plaza, Sergio Pérez y Paulo Emilio Bustamante se encargarían de tomarse las poblaciones de Barbacoas y Tumaco, en Nariño, mientras que Herrera y Caballero irían a El Salvador para comprar la nave “Iris”, la cual llamaron “Almirante Padilla”.
Ricord (1986) afirma que después de tomarse Barbacoas, el 16 de octubre de 1901, los liberales se tomaron Tumaco por medio de una audaz y silenciosa operación. Las tropas se movilizaron de noche en canoas y piraguas y ejecutaron un ataque sorpresa con armas blancas. En esta operación lograron capturar un buque armado al que llamaron “Panamá”. Posteriormente, Herrera y Caballero llegaron en diciembre a Tumaco para organizar la expedición a Panamá y al final del mes salieron hacia Panamá a bordo de las naves Padilla, Cauca y Panamá y varios veleros.
El 24 de diciembre de 1901, el general Benjamín Herrera llegó a Tonosí, Panamá, con 1.100 hombres y fogueados generales, entre ellos Lucas Caballero, Paulo Emilio Bustamante, Justo Durán, Sergio Pérez y Julio Plaza. Lo primero que hizo el general fue reunirse con Victoriano Lorenzo quien comandaba a las guerrillas aborígenes del Istmo, para proporcionarles armas y ganarse su apoyo. De esta forma se creó el Ejército Unido del Cauca y Panamá bajo el mando de Benjamín Herrera. El Ejército se conformaba por dos divisiones, la división de Panamá bajo el mando de Victoriano Lorenzo y Belisario Porras y la división del Cauca bajo el mando de Herrera.
Benjamín planeó tomarse el pueblo de Antón para cortar las comunicaciones entre ciudad de Panamá y Aguadulce. El 17 de enero de 1902 Herrera se enteró de que se estaba armando el barco de guerra Lautaro para combatir al “Almirante Padilla”. Por esta razón, el 20 de enero, Benjamín Herrera inició la Batalla Naval de Taboga al ordenar a sus naves Almirante Padilla y Panamá a dar un ataque sorpresa en el puerto de Taboga para hundir el Lautaro. Este barco de guerra no se había terminado de preparar para combatir una batalla naval y fue hundido fácilmente. Al bordo del barco se encontraba el general Carlos Albán, quien estaba dirigiendo las adecuaciones del barco y murió en la batalla. Herrera lamentó la muerte del general, decretó honores y rindió tributos.
Herrera recibió la advertencia del ejército de Estados Unidos de que no podía atacar las ciudades de Panamá y Colón ni interrumpir el libre transito de la línea férrea porque de hacerlo desembarcaría sus tropas para defenderlas, como se lo permitía el Tratado Mallarino-Bidlack de 1846.
En efecto, el 20 de noviembre de 1901, antes de la llegada de Herrera a Panamá, el ejército liberal se había tomado la ciudad de Colón. Esto provocó que Estados Unidos desembarcara sus tropas en la ciudad el 25 de noviembre, argumentando que el Gobierno conservador no era capaz de asegurar el transporte a través de Istmo. Finalmente, el 28 de noviembre las tropas liberales cedieron la ciudad a los estadounidenses y el 3 de diciembre el ejército estadounidense se retiró de Panamá.
Por esta razón, Herrera no pudo tomarse el pueblo de Antón y tuvo que plantear una estrategia militar que le permitiera combatir con el ejército conservador sin atacar las ciudades de Panamá y Colón y sin interrumpir el tránsito de la línea férrea.
En el mes de febrero los ejércitos liberales y conservadores se dedicaron a hacer preparativos de batalla. Todo parecía indicar que la próxima batalla sería en la ciudad de Aguadulce. El ejército conservador se dedicó a fortalecer las defensas de la ciudad. A su vez, el ejército liberal hizo todos los preparativos para ejecutar un sitio en Aguadulce, Herrera ocupó la población de Natá y la convirtió en el centro de su operación. Asimismo, mandó tropas comandadas por Manuel Quintero y Ramón Buendía hacia la ciudad de David para evitar ataques en la retaguardia, estas lograron ocupar la ciudad en el combate de San Pablo, a principios de marzo de 1902, según Ricord (1986).
El 23 de febrero de 1902 se inició la batalla de Aguadulce. Herrera ordenó un ataque nocturno al pueblo de Pocrí y la toma del Vigía. Los conservadores lograron repelar el ataque en Pocrí, pero perdieron su posición en la Vigía. Desde allí, las tropas de Lorenzo y Porras iniciaron un intenso ataque que hizo retroceder al ejército hasta la ciudad, donde alcanzaron a tomarse una trinchera de la ciudad. Mientras tanto, Benjamín Herrera decidió liderar el ataque de Pocrí y logró ocupar el pueblo y replegar a las tropas conservadores a la ciudad. Finalmente, el 24 de febrero las tropas de la ciudad se rinden. Benjamín Herrera prohibió los festejos por respeto a los enemigos, pero ordenó arrestar y sancionar a todos los soldados conservadores que se demostrara que había cometido atrocidades en contra de liberales heridos o prisioneros de guerra.
Benjamín Herrera organizó una división invisible que se encargaría en ingresar clandestinamente a las ciudades de Panamá y Colón y se encargaría de informar al ejército liberal de todos los movimientos del ejército conservador. La información que proporcionó esta división le permitió a Herrera ejecutar efectivos ataques, no afectar la línea férrea y no permitir que el ejército conservador organizara una armada que combatiera a la suya, conforme con Ricord (1986).
Benjamín Herrera ordenó a una expedición comandada por Ramon Buendía para tomarse la Isla de Bocas de Toro. Durante su marcha, Buendía se apoderó de Chiriquí Grande y ejecutó un sitio en la isla que obligó su rendición, pero el 20 de marzo los conservadores ejecutaron un sitio en la isla y obligaron a Buendía a rendirse. Durante las batallas en la isla fueron importantes las gestiones de paz del Capitán McClean, comandante del barco “Machias” de la Armada norteamericana, debido a que gestionó las capitulaciones para terminar ambos sitios. Las capitulaciones le permitieron a Buendía abandonar la isla con su ejército armado hacia Chiriquí Grande.
El 17 de abril de 1902 las tropas de Buendía llegaron a Chiriquí Grande y de allí se movilizó hacia Punta Peña. El 26 de abril se enfrentaron allí con el ejército conservador que avanzaba desde la isla. El combate terminó con la retirada de las tropas conservadoras, dejando a la provincia de bocatoreña libre de conservadores.
El sitio de Aguadulce, la operación militar mejor planeada durante la Guerra de los Mil Días
En el mes de mayo, el Gobierno hizo un gran esfuerzo para traer numerosas tropas a Panamá para enfrentar al ejército de Benjamín Herrera. De esta forma, las tropas conservadoras lograron concentrar 7.000 soldados y una flota naval conformada por el “Boyacá”, el “Chucuito”, el Clapet y seis veleros.
Ricord (1986) afirma que Herrera decidió evitar enfrentamientos con las tropas conservadoras, paulatinamente iba cediéndoles terreno e incluso ordenó a las tropas de Julio Plaza que abandonaran la ciudad de Aguadulce y se movilizaran hacia el puerto de Santa María, su intención era incitar a las tropas conservadoras a que se instalara en la ciudad para cercarlos en ella.
El 21 de junio de 1902, 3.000 soldados comandados por Morales Berti ocuparon la ciudad para iniciar desde allí una ofensiva en contra del ejército de Herrera, convencidos de que los liberales estaban huyendo de ellos. Benjamín Herrera dejó que más tropas llegaran a la ciudad para continuar su concentración. Mientras tanto, Herrera concentró sus tropas en la ciudad de David, Pedregal y en el puerto de Santa María, de acuerdo con Ricord (1986).
El 19 de julio de 1902, Herrera inició el sitio de Aguadulce por mar para cortar el envío de suministros y refuerzos, para el momento la ciudad concentraba 5.000 soldados. El Padilla y el Cauca atacaron los puertos de Taboga, Flamenco y Antón el 19, 20 y 21 de julio. El 24 de julio el “Chucuito” estaba remolcando la goleta “San Antonio” para el desembarco de tropas, armamento y suministros para el ejército conservador, cuando fue atacada por el “Almirante Padilla”. El “Chucuito” decidió emprender la huida, soltando la goleta, la cual fue capturada por los liberales.
Para ejecutar el sitio por tierra, Herrera ordenó la concentración de todo el ejército en el puerto de Santa María. El 27 de julio ordenó que de forma sigilosa cruzaran el Río Santa María. Los conservadores decidieron prepararse para la confrontación, para lo cual se atrincheraron y fortalecieron las defensas de Pocrí y Aguadulce, según Ricord (1986).
Benjamín Herrera aseguró el cerco de la ciudad ubicando sus tropas a gran distancia, pero cerrando las vías de comunicación. Posteriormente, Herrera ordenó un avance lento hacía la ciudad con la construcción de trincheras. El 29 de julio ordenó un ataque nocturno a los pueblos cercanos a Aguadulce. El 30 de julio, el ejército liberal logró ocupar todas las posiciones estratégicas que rodeaban a Aguadulce y Herrera ordenó fortalecer las defensas del cerco y construir trincheras, conforme con Ricord (1986).
En la madrugada del 29 de julio, el “Almirante Padilla” inició una batalla naval al emboscar al “Chucuito” y al “Boyacá”, este último remolcaba la gasolinera “Campo Serrano”. Apenas se inició el combate el “Chucuito” emprendió la retirada de nuevo. El “Boyacá” sostuvo un combate con el “Padilla” y luego de tres horas de combate decidió soltar la gasolinera y emprender la retirada. La gasolinera fue tomada e inmediatamente se inició una persecución al “Boyacá”, el cual terminó rindiéndose una hora después. Al final de esta jornada se logró capturar a 300 tripulantes, quienes recibieron un trato humanitario como prisioneros de guerra. El “Boyacá” ingresó a la flota liberal y a los pocos días sirvió para la captura de una flotilla del Gobierno.
Completado el cerco, Herrara les pidió a los conservadores su rendición y solicitó la salida de la población civil de la ciudad para no afectarla, quienes debían salir por la ruta que él indicaba cargando banderas blancas. Durante el sitio, Herrera continuó fortaleciendo las defensas del cerco, implementó por primera vez en la historia militar del mundo las alambradas y envió a Victoriano Lorenzo a marchar hacia La Chorrera para enfrentar todas las tropas conservadoras y evitar que se mandaran refuerzos por tierra a Aguadulce, logrando su misión. Finalmente, el 27 de agosto el sitio terminó con las capitulaciones de Aguadulce con las cuales se evitó la toma violenta de la ciudad y se garantizó un tratamiento humanitario a las tropas de la ciudad.
El sitio de Aguadulce es recordado cómo la operación militar mejor planeada durante la Guerra Mil Días. El sitio fue una compleja operación militar que se ejecutó a la perfección. De la operación se destaca que Herrera logró:
- Engañar al enemigo para que se posicionara en una ubicación que le favorecía.
- Cercar a un ejército veterano que contaba con grandes recursos.
- Coordinar a la perfección las operaciones por tierra y mar para bloquear totalmente las comunicaciones y los suministros.
- Implementar por primera vez en la historia militar del mundo las alambradas. Las cuales fueron extensamente usadas durante la primera guerra mundial.
- En ningún momento los conservadores lograron romper el sitio.
- Reducir al mínimo su número de bajas.
- Se garantizó la protección de la población civil afectada por el conflicto y se dio un trato humanitario a los soldados enemigos capturados.
Fin de la guerra en Panamá
Herrera consiguió arrinconar a los conservadores en las ciudades de Panamá y Colón. Para este momento el General Benjamín Herrera contaba con el ejército más poderoso y disciplinado que se haya visto en una revolución americana, en total contaba con 9.000 soldados armados con rifles, cuatro buques de vapor, 27 veleros, cañones y ametralladoras. La mayor parte de este armamento se lo habían quitado al ejército conservador, de acuerdo con Rodríguez (1973).
Sin embargo, Benjamín Herrera no pudo volver a movilizar sus tropas y su guerra quedó paralizada. En primer lugar, no podía atacar las ciudades de Panamá y de Colón porque provocaría el desembarco de tropas estadounidenses para protegerlas. En segundo lugar, no podía movilizar su ejército al interior del país. Entonces, Herrera se dedicó a fortalecer la reorganización del Gobierno Departamental de la Provincia de Chiriquí.
Durante la guerra, Benjamín Herrera infructuosamente insistía en firmar la paz y hacer una Convención Nacional Constituyente en la que se conciliaran las diferencias y se construyeran de común acuerdo las bases para una paz duradera, garantizando la participación de las minorías, la justicia y los derechos universales. Tras el sitio de Aguadulce, Herrera ofreció al general Salazar formulas para pactar para la paz, pero este se rehusaba.
La inacción desesperaba a las tropas y presionaban a Herrera para hacer alguna operación militar. La situación obligó a Herrera a ordenar una avanzada que se acercara a línea férrea, para que los Estados Unidos presionaran al Gobierno de Colombia a pactar la paz. En esta operación el barco “Chucuito” emboscó al “Boyacá” dejándolo inhabilitado, pero no lo capturó por miedo a que el resto de la flota liberal lo atacaran, por lo que emprendió la huida. Esta fue la última confrontación bélica en Panamá durante la Guerra de los Mil días.
En este contexto, el presidente Marroquín se comprometió con los Estados Unidos a llevar a feliz término las negociaciones pendientes para la construcción del canal de Panamá, con la condición de que Estados Unidos desembarcará sus marines en Panamá para liderar la ofensiva contra el ejército liberal y así dar por terminado el conflicto armado.
El 20 de septiembre de 1902, Estados Unidos desembarcó sus tropas con la excusa de defender la línea férrea, lo que fue una violación flagrante de la integridad territorial nacional debido a que el ejército liberal no había interrumpido el libre tránsito en la línea férrea.
No obstante, el contralmirante Sitas Cassey, comandante de las fuerzas navales norteamericana en el Pacífico, admiraba a Benjamín Herrera por la campaña militar que había adelantado y conocía sus reiterativas solicitudes en pactar la paz. Por esta razón, el 9 de octubre, les ofreció a las fuerzas beligerantes su mediación amistosa en su buque insignia, el Wisconsin, para que negociaran un tratado de paz que pusiera fin a la guerra. Herrera resolvió romper su espada diciendo “la patria por encima de los partidos” y el 18 de octubre aceptó la oferta de los norteamericanos.
El 21 de noviembre de 1902, se firmó el Tratado de Wisconsin. En este documento se puso fin oficialmente a la guerra de los Mil Días, se restableció la paz y el orden público, el Gobierno se comprometió a asegurar elecciones transparentes al Congreso, a llevar a feliz término las negociaciones sobre la construcción del canal de Panamá y amortizar el papel moneda, se declaró la amnistía, la suspensión de los juicios y la libertad de los liberales que participaron en el conflicto y se acogieran al acuerdo, cesó los tributos para la guerra y los revolucionarios se comprometieron a entregar su armada naval y sus armas. Después de la firma del tratado de paz, las tropas norteamericanas se retiraron de Panamá.
Benjamín Herrera no quedó contento con el tratado porque no logró que se convocara una Convención Constituyente, lo cual era para él un requisito primordial para garantizar la paz, la justicia y los derechos universales. Adicionalmente, se vio obligado a entregar su poderoso ejército, el cual había formado con bastante sacrificio, a cambio de promesas de un Gobierno en el que desconfiaba. No obstante, le alegraba que se pactara la paz y el 22 de noviembre lanzó un manifiesto en el que anunciaba que la República podía progresar con la paz y la convivencia, sobre la base de la justicia y del derecho.
El Decreto 1718 del 24 de noviembre de 1902 declaró indultados a todos los individuos que participaron en la guerra, se dispuso la cesación de las hostilidades y el 1 de junio de 1903 fue levantado el estado de sitio.
Victoriano Lorenzo no quedó contento con el tratado, pero lo aceptaba. Sin embargo, el 28 de noviembre, en la población de San Carlos, Lorenzo se embriagó, se enfureció y ordenó a su ejército armarse e insubordinarse al Tratado, pero rápidamente el General Plazas lo controló y lo convenció de entregar las armas. Herrera enfurecido por lo ocurrido sancionó a los oficiales, arrestó a Lorenzo y lo entregó al general conservador Vásquez Cobos cómo garantía de que los liberales iban a cumplir con el Tratado y bajo la condición de que Lorenzo fuera beneficiario del Tratado y le dieran un pasaporte para salir del país. Sin embargo, los conservadores no quisieron dejar en libertad a Lorenzo, tergiversaron el Tratado para argumentar que Lorenzo había renunciado a sus beneficios, lo condenaron a la pena de muerte por los actos que ejecutó durante la Guerra de los Mil Días y lo ejecutaron el 15 de mayo de 1903. Durante el proceso, los liberales protestaron sin poder conseguir su libertad ni evitar su ejecución.
Castaño afirma que Benjamín Herrera fue reconocido por los Estados Unidos como uno de los más notables estrategas suramericanos de todos los tiempos por diezmar al ejército conservador en Panamá sin atacar las ciudades de Panamá y Colón y la línea férrea que las conectaba, y por su estrategia en la segunda batalla de Aguadulce.
La campaña militar de Benjamín Herrera se caracterizó por limitar y evitar el sufrimiento humano. Benjamín Herrera les daba a sus enemigos la posibilidad de rendirse, garantizándoles un tratamiento humanitario, se preocupó por proteger a la población civil de la zona de conflicto y daba un tratamiento humanitario a los prisioneros de guerra.
Separación de Panamá
Con el fin de la guerra el Gobierno estadounidense exigió la conclusión de las negociaciones sobre el canal de Panamá. Finalmente, se firmó el Tratado Herrán-Hay, según Fischer (2001).
Sin embargo, el Congreso conservador decidió no ratificar el tratado, queriendo una compensación más alta a la reconocida. Mientras se discutía dicha decisión, Estados Unidos amenazó a Colombia diciendo que lamentarían no ratificar el tratado. En efecto, comenzaron a conspirar para provocar la separación de Panamá, pues consideraron que era la forma más efectiva de construir el canal.
Los Estados Unidos le pagaron a Esteban Huertas, capitán del “Chucuito”, para que incitara el movimiento independista y evitara que este fuera reprimido por la guarnición de Panamá, conforme con Osorio (1947).
Panamá se separó de Colombia el 3 de noviembre de 1903 y Estados Unidos la reconoció como nueva nación. El territorio nacional se unió en un profundo sentimiento de indignación. Por su parte, el general Benjamín Herrera, radicado en Pamplona, ofreció sus servicios al Gobierno para la recuperación de Panamá, propuesta que fue rechazada por el presidente Marroquín.
Benjamín Herrera, defensor de la paz
Tras la Guerra de los Mil Días, Benjamín Herrera se constituyó en una de las máximas autoridades del partido liberal, junto con Rafael Uribe Uribe. Herrera se dedicó el resto de su vida a buscar que en el país se garantizara la paz, la convivencia y la democracia.
De esta forma, Herrera fomentó una lucha pacífica y democrática para que el liberalismo pudiera llegar al poder y generar los grandes cambios que deseaban. Por esta razón, Herrera incentivó a todas las personas que querían un cambio de la realidad del país a luchar pacíficamente en las universidades, en la prensa y en los estrados judiciales y condenaba todas las posiciones que promovían una vía violenta, porque la guerra sólo causaba grandes desgracias y tendía a perpetuarse al adherir nuevos reclamos e injusticias, distintos a los que la hace germinar.
En 1904 se posesionó el presidente Rafael Reyes, quien anunció un Gobierno de concordia nacional entre conservadores y liberales. Benjamín Herrera celebraba los esfuerzos del nuevo Gobierno por una política conciliatoria y aceptó colaborar con Reyes para establecer una paz estable y duradera, de acuerdo con Osorio (1947).
Benjamín Herrera fue diputado y vicepresidente de la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa convocada el 15 de marzo de 1905 por el presidente Rafael Reyes, en esta se garantizó la participación política del Partido Liberal. La Asamblea se conformó para introducir reformas a la constitución que garantizaran un mínimo de garantías y derechos y establecer los cambios necesarios para la recuperación social y económica del país. Adicionalmente, la Asamblea asumió la función de escrutar los votos para la declaración de la elección del presidente y de la jurisdicción de lo Contencioso Administrativo.
Osorio (1947) afirma que, en 1906, Reyes nombró a Herrera ministro plenipotencia en Venezuela para negociar un tratado de navegación, fronteras y comercio fronterizo y de tránsito. Sin embargo, la misión fracasó porque el presidente de Venezuela, Cipriano Castro, ni siquiera los quiso recibir y por el contrario estaba organizando un ejército para invadir el territorio colombiano. Herrera salió de Venezuela preocupado por la posible invasión de los venezolanos y le informó la situación a Reyes.
El presidente, sin dudar, nombró al general Herrera como jefe de la Frontera de Táchira y le confió un ejército de 8.000 soldados para defender la frontera de cualquier ataque. Este acto se convirtió en un símbolo de completa confianza entre conservadores y liberales. Cuando el general Herrera llegó a Cúcuta le comunicó al presidente Castro su presencia en la frontera, le solicitó que contenga el avance de las fuerzas venezolanas o de lo contrario realizaría un avance hasta Caracas. Esta misiva fue suficiente para solucionar el conflicto e inmediatamente Herrera dejó su mando militar, según Osorio (1947).
Benjamín Herrera continúo su carrera política como senador de la República desde 1909 por Santander y Cundinamarca y Consejero Municipal de Bogotá y actuó como empresario bananero en la región de Aracataca, Magdalena.
Por otra parte, el general Reyes tuvo que renunciar a la presidencia en 1909 por la oposición de los conservadores extremistas que temían que las políticas de Reyes provocaran que el liberalismo llegara al poder, conforme con Osorio (1947).
Benjamín Herrera afirmó que el gobierno de Reyes había sido de los mejores que ha tenido Colombia. Para Herrera, Reyes había sentado las bases para una paz duradera en el país, de acuerdo con Mesa (1984).
En este ambiente de concordia surgió el movimiento de la Unión Republicana, el cual reunía militantes conservadores y liberales. Si bien este movimiento se opuso a Reyes por su estilo autocrático de gobernar, tras la caída de Reyes se esforzaron por mantener la concordia que Reyes había logrado. Herrera se unió al Republicanismo y se convirtió en uno de sus más destacados líderes. En las elecciones presidenciales de 1910 en la Asamblea Constituyente, Benjamín Herrera coordinó a 16 liberales y a 6 conservadores para darle el triunfo a Carlos E. Restrepo.
Para las elecciones presidenciales de 1914, la Unión Republicana había perdido un gran número de militantes y su candidato Nicolás Esguerra perdió las elecciones con el conservador José Vicente Concha por un margen muy amplio. No obstante, Benjamín Herrera seguía convencido que con la concordia entre ambos partidos el liberalismo llegaría al poder. Por ello aceptó ser ministro de Agricultura y Comercio de la administración de José Vicente Concha.
Tras la trágica muerte de Rafael Uribe Uribe en 1914, el liberalismo colombiano escogió a Benjamín Herrera como Director Nacional del Partido. Bajo su orientación el partido se mostró unido y compacto con la difícil misión de llegar al poder.
En 1917, como director del liberalismo, apoyó la candidatura de Guillermo Valencia contra la candidatura de Marco Fidel Suárez, porque miraba con recelo el acercamiento a los Estados Unidos de Norteamérica. Por otra parte, una minoría del liberalismo lanzó como candidato a José María Lombana. Finalmente, la elección la ganó Marco Fidel Suárez.
Benjamín Herrera, incentivó marchas estudiantiles en el año 1917 para pedir la reapertura de la Universidad Externado de Colombia. Finalmente, el 27 de marzo de 1918 reapareció la universidad, después de 23 años de su cierre.
Herrera se cansó de hacer coaliciones con los conservadores porque estos nunca las cumplían enteramente, por lo que se esforzó por unir al liberalismo y a los liberales republicanos para lanzarse como candidato presidencial para las elecciones de 1922.
El 17 de diciembre de 1921, el partido liberal se reunió en una convención y nombró a Benjamín Herrera cómo el próximo candidato presidencial. Por su parte, el partido conservador lanzó al general Pedro Nel Ospina como su candidato presidencial. Finalmente, el general Pedro Nel Ospina ganó las elecciones gracias al fraude electoral.
El 2 de abril de 1922, el liberalismo enfurecido celebró una Convención Nacional Liberal en Ibagué. En ella muchos liberales pidieron iniciar una nueva guerra civil. Entonces, Benjamín Herrera se opuso rotundamente a las ideas belicistas y en su lugar propuso la política de abstención integral de toda colaboración con el partido conservador y de oposición en las universidades, en la prensa y en los estrados judiciales. Gracias a esta política el liberalismo consiguió llegar al poder en 1930.
En esta convención se decidió abrir la Universidad Libre, la cual tenía que ser un sitio de formación intelectual y política que se dedicara a la investigación científica, garantizara el libre pensamiento, enseñara los principios filosóficos aceptados por la moderna civilización y ser de carácter laico y no confesional. Esta universidad había sido constituida y fundada jurídicamente el 30 de octubre de 1913, como entidad independiente y privada que reemplazaba a la independiente, laica y civilista Universidad Republicana. No obstante, hasta el 13 de febrero de 1923, Benjamín Herrera logró reunir fondos para iniciar las labores académicas de la Universidad Libre en la escuela de Derecho y Ciencias Políticas, las facultades de Ingeniería, la Escuela de Comercio, la Escuela de Bellas Artes y oficios, la Escuela preparatoria o bachillerato y la facultad de Literatura y Filosofía.
Benjamín Herrera incentivó la oposición de la prensa desde los periódicos “El Diario Nacional”, “El Sol” y “La República”. En 1923, Benjamín Herrera fue electo representante a la Cámara por el Cauca.
Herrera murió el 29 de febrero de 1924 sin poder ver los logros de su plan pacífico para que el liberalismo llegara el poder, el cual se cumplió en 1930 con la elección de Enrique Olaya Herrera. Benjamín Herrera fue enterrado en el cementerio de Bogotá y en su tumba se lee “la patria por encima de los partidos”, «La gratitud y la inmortalidad consagran al paladín» y «El valor y la abnegación al servicio del ideal».
Bibliografía
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