Durante su vida se caracterizó por querer instaurar un Estado católico y conservador, defender los intereses de la Iglesia y lograr plasmar sus ideales en la Constitución Política de 1886, que rigió el destino del país por 105 años. Cómo vicepresidente ejerció el poder ejecutivo durante seis años. Su Gobierno fue autoritario, lo que desencadenó múltiples protestas y enfrentamientos violentos.