María Martínez de Nisser, la mujer que logró liberarse de la dominación del hombre 

Fue la primera mujer que publicó en Colombia un libro en vida y quién participó en la Guerra de los Supremos. Con sus actos luchó por la liberación femenina.

Por: Alejandro García Hernández

Ana María Martínez nació el 6 de diciembre 1812 en Sonsón, Antioquia. Según Zapata, hizo sus primeros estudios con doña Braulia Vega de Rivón. Su educación la continuó en Medellín, en donde se distinguió como una alumna de cualidades extraordinarias.

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María Martínez junto a su esposo Pedro Nisser.

En 1831, con escasos 14 años, María se casó con el sueco Pedro Nisser, ingeniero de minas y negociante de oro.

La pareja fijó su residencia en Medellín y tuvo dos hijos que murieron por el inclemente sol en las minas de oro de Aroní.

Pedro Nisser había llegado a Colombia porque la describían con minas repletas de oro. Según Melo (2012), el sueco compró unas minas desde Londres, las cuales resultaron ser una estafa.

María Martínez se caracterizaba por su inteligencia e imaginación. Era una mujer con gran cultura que leía y escribía de forma recurrente. Dominaba el inglés y el francés. Sin embargo, la sociedad en la que vivía la limitaba por la esfera en la que encerraba a las mujeres.

Según Melo (2012), Pedro Nisser inducía a María a que escribiera sus ideas, leyera en inglés y francés, y le enseñó a jugar ajedrez. Estas actividades no se les permitía a las mujeres de la época.

La Guerra de los Supremos

En 1839 el Congreso determinó suprimir los conventos menores de Pasto y destinar sus rentas a la instrucción pública de esa provincia. Por ello, el 30 de junio se produjo la insurrección de la ultra católica población de Pasto, apoyados por el gobernante ecuatoriano Juan José Flores y la Sociedad Católica de Bogotá.

Conforme a Gutiérrez (1993), el 31 de agosto de 1839 el general Pedro Alcántara Herrán derrotó en Buesaco la fuerza principal de los sublevados de Pasto. Después de la batalla, José Erazo fue capturado por informar los movimientos de las fuerzas del gobierno a los guerrilleros pastusos. Erazo pensó que se le apresaba a causa de su participación en el asesinato de Antonio José de Sucre en 1830, confesó el magnicidio y acusó al general José María Obando, el más opcionado candidato del partido de oposición para las elecciones presidenciales del siguiente año, de ser el autor intelectual.

De acuerdo con Gutiérrez (1993), un juez de Pasto dictó una orden de captura contra Obando, quién abandonó Bogotá y se dirigió a Pasto con la intención de afrontar el juicio.

Tras la muerte de Santander en mayo de 1840, Obando se convirtió en el jefe máximo de la oposición. En Julio decidió escapar de Pasto e iniciar una insurrección para eludir el juicio que le cerraba las vías legales hacia la Presidencia de la República.

Según Gutiérrez (1993), Obando exclamó que el objetivo de su rebelión era la unión de Ecuador y Nueva Granada bajo un sistema federal y llamó al pueblo ecuatoriano a unirse a esta causa para castigar a su gobernante.

El presidente Márquez le solicitó al jefe de estado de Ecuador que enviase un ejército para confrontar a Obando y el General Herrán le prometió que sería recompensado con la cesión de territorios neogranadinos al Ecuador.

Las fuerzas combinadas de Flores y Herrán derrotaron a Obando en Huilquipamba. El partido santanderista inició la Guerra de los Supremos argumentando que se levantaba en armas porque la intervención de Flores implicaba graves compromisos, que la acusación a Obando fue un montaje para que los bolivarianos ganaran las elecciones presidenciales, que el gobierno central se había rodeado de ‘godos’ por la persecución que había sufrido el General Francisco de Paula Santander y por las conductas represoras del gobierno.

En las provincias del país se comenzaron a sublevar los principales jefes regionales quienes proclamaron sus provincias como Estados Soberanos, asumieron los títulos de Jefes Supremos de los mismos y juraron que se reintegrarían al país sólo cuando este se organizara en una forma federal.

El Supremo de Antioquia fue Salvador Córdova que se apoderó del cuartel de Medellín y comenzó a viajar por todos los campos de Antioquia sometiendo a la fuerza a quienes se le oponían.

La pareja en la guerra

María Martínez y Pedro Nisser se opusieron a Salvador Córdova porque era un excoronel que había recibido todas las gratitudes del Estado y ahora sublevaba al pueblo contra el gobierno legítimo, llamó tirano a Simón Bolívar y consideraba que el partido de oposición promovía principios “venenosos e incendiarios”.

Para María el pueblo se puede sublevar a su gobierno cuando es usurpado el bienestar, los bienes, la tranquilidad y la seguridad pública de sus habitantes. Sin embargo, ello no existía, solamente Pasto y Popayán no gozaban de tranquilidad pública, por hechos imputables a la oposición.

María afirmaba que era mejor un gobierno legítimamente establecido, con sus faltas, que una rebelión o guerra civil que rompe el pacto social. Sobre el auxilio solicitado por el Gobierno a Ecuador para derrotar a Obando dijo que eso se justificaba para no entregar el poder legítimo a los rebeldes.

Pedro Nisser apoyó activamente al ejército del gobierno. El 2 de febrero de 1841 luchó en el combate en Itagüí, la cual ningún bando ganó, y pintó varios mapas para planear acciones militares. A finales de marzo de 1841, las tropas rebeldes llegaron a Sonsón en donde los rebeldes persiguieron a combatientes de Itagüí, le ofrecieron a Pedro que se fuera del país con su mujer, propuesta que rechazó, por lo que fue apresado y conducido a la cárcel de Rionegro.

María Martínez decidió  combatir por amor a la patria, a su esposo y para comprometer a todos los hombres. Manifestó que la libertad debe recobrarse a cualquier precio y no había vida que no expusiera por ver restablecido el orden público.

De este modo, tomó un uniforme de soldado, se cortó el cabello, se presentó ante el mayor Braulio Henao para luchar dentro de su ejército y marchó con dos de sus hermanos. Hecho muy desacostumbrado dentro de la sociedad femenina de entonces, que la exponía a la censura y a la crítica.

Sin embargo, la presencia de María en las filas del ejército provocó que  todos los hombres se enlistaran para la batalla y que ninguno desertara, debido a que no aguantaban la vergüenza de que una mujer combatiera más que ellos.

El ejército salió hacia Abejorral y luego caminó a Salamina, donde se trabó el combate. Al principio, todos se opusieron a que María luchara para evitar que muriera en el campo de batalla, sólo Marcelino Palacios la apoyaba y le entregó una lanza para que combatiera. La heroína tomó su lanza de soldado, alentó y arengó a los soldados hacia la victoria. Finalmente, el ejército del gobierno ganó el  combate de Salamina y recuperó el control en Antioquia.

El 10 de mayo el ejército salió en marcha a la capital de la provincia, María y su hermano, que había perdido una mano en la batalla, decidieron marchar para buscar a su esposo. De acuerdo con Melo (2012) Pedro Nisser logró fugarse de la cárcel de Rionegro y se escondió en Medellín, en donde se enteró de las hazañas de su esposa.

Finalmente, la pareja se encontró al siguiente día en Abejorral y continuaron la marcha hacía Medellín. María fue honrada tanto por las mujeres que se encontraban en el camino, como las que estaban en Medellín.

Después de estos acontecimientos, María Martínez de Nisser escribió un diario sobre La Revolución de Antioquia en 1842, el cual fue impreso en el año de 1843. Este libro fue el primer libro que una mujer público en Colombia en vida y a nombre propio. Debido a que otras mujeres ya habían publicado libros, pero para evitar ser víctimas de ultrajes usaban seudónimos, el nombre de un hombre o eran publicados a su nombre pero de forma póstuma a su muerte.

Conforme a Zapata, como un merecido honor en el parte del combate se leen las siguientes frases: Es preciso no pasar en silencio una acción que sin duda alguna ha ayudado al buen éxito del combate: la señora María Martínez se presentó en Sonsón a nuestras filas expresando ir a sacrificar su vida para servir a su patria y vengar los ultrajes hechos a su esposo por la facción, que lo tenía preso en Rio negro. Ella nos ha acompañado en nuestras penosas marchas, y ella en fin, se presentó heroicamente en el combate con lanza en mano. Su presencia y su voz llenaron de valor a nuestros bravos compañeros.

El gobierno nacional reconoció sus méritos otorgándole una medalla de oro, como merecido honor y agradecimiento por los servicios prestados. Vestida de soldado pronunciaba discursos en los que decía estar dispuesta a ofrecer su vida por defender la religión, la ley y la Constitución, bajo la admiración de hombres pero sobre todo de mujeres.

La vida después de la Guerra

De acuerdo con Melo (2012), a partir de estos hechos la pareja se distanció, Pedro comenzó a sentir que estaba ante una extraña porque ya no la sentía suya. Adicionalmente, María Martínez fue víctima de ultrajes, la llamaron “ramera” y criticaban al gobierno por llenarla de aplausos y elogios, porque empuñar una lanza y vestirse de soldado no era recatado para su sexo. 

Pedro Nisser continuó buscando donde explotar minas de oro y María Martínez nunca se quejó por sus largas ausencias. Conforme a Melo (2012) Pedro viajó a Australia en 1857 para buscar inversionistas para la explotación de las minas del Porce y de Anorí, por ello fundó la ‘Antioqueña Association for the Working of Gold Mines in Australia’ pero nunca consiguió los inversionistas y perdió todo su capital. Finalmente se dedicó a escribir artículos sobre Colombia, a dictar conferencias y a hacer una invención que le permitiera empezar de nuevo.

Pedro Nisser y María Martínez nunca más se volvieron a encontrar.  Según Melo (2012) Pedro Nisser no quiso volver a Colombia. En un principio, quería volver cuando lograra el éxito con algún negocio. Tras sus continuos fracasos no volvió a Colombia porque no aguantaba la vergüenza de volver sin éxito alguno. Con el paso del tiempo no quiso volver porque no sabía si su esposa lo amaba o si estaba resentida por su larga ausencia.

María Martínez murió el 18 de septiembre de 1872 en Medellín. En ese momento su esposo Pedro Nisser era cónsul de Colombia en Suecia. En su entierro estuvieron presentes ilustres conservadores y su lápida fue transportada por Pedro Nisser desde Suecia. Sus restos reposaban en el antiguo cementerio de San Lorenzo en Medellín, pero con motivo del centenario de su fallecimiento, sus restos fueron trasladados a Sonsón, su tierra nativa.

La importancia de María Martínez en la historia colombiana no es sólo por su decisiva participación en la Guerra de los Supremos, sino además por luchar por la liberación femenina en Colombia.

La vida de María Martínez es ejemplo para todas las mujeres que son limitadas por la sociedad, debido a que siempre luchó por lo que consideraba correcto, sin importarle si iba a ser víctima de agresiones y sintiéndose orgullosa de sus actos.

Bibliografía

Zapata, Heriberto. “Martínez De Nisser, Ana María”. Biografías Biblioteca Virtual del Banco de la República

Gutiérrez, Eugenio. “Márquez y la guerra de los supremos”. Revista Credencial Historia No. 45. Septiembre de 1999. Bogotá, Colombia.

Melo, Jorge. “Una María de armas tomar”. Suramericana. Medellín, Colombia. 2012.

Nieto, Patricia. “Amores y batallas de María Martínez de Nisser” en “Diario de los sucesos de la revolución en la provincia de Antioquía en los años de 1840-1841”. Colección Bicentenario de Antioquia. Fondo Editorial Universidad Eafit. Medellín, Colombia. 2012.

Martínez, María. “Diario de los sucesos de la revolución en la provincia de Antioquía en los años de 1840-1841”. Benito Gaitán. Bogotá. 1843.

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