El ELN, una fuerza obstinada y terca que se niega a alcanzar la paz

El Ejército de Liberación Nacional se adjudicó el atentado cometido en la zona de La Macarena en Bogotá, el pasado 19 de febrero, que le costó la vida al patrullero Albeiro Garibello Alvarado, de tan solo 23 años. El ataque al Esmad demuestra que esa guerrilla no piensa ceder en sus más caprichosos intereses políticos para lograr la paz.  Al Ejecutivo se le agota la paciencia, con una organización que no cambia su pretensión de tener poder político a partir de las armas.

Por: Prospectiva en Justicia y Desarrollo

El ELN se encierra en un círculo de odio que con el pasar de los días aleja la posibilidad de que el Gobierno alcance una paz negociada con esa organización.

Con el atentado al Esmad y su posterior justificación, queda claro que esa guerrilla tiene una forma de aproximarse al espectro político de Colombia, que ahora ante un posible acuerdo, se convierte en un obstáculo para alcanzar la paz.

La guerrilla del ELN se adjudicó el atentado en Bogotá, que le costó la vida al patrullero de 23 años  Albeiro Garibello Alvarado, acción que dejó, además, 25 heridos el pasado 19 de febrero.

Sobre el hecho, el grupo insurgente dijo, en un mensaje cargado de un sentido político amañado, que un comando urbano de su organización había atacado con explosivos a una patrulla policial del Esmad.

Como justificación al atentado, el ELN dice que el Esmad es un cuerpo de Policía encargado de reprimir las manifestaciones sociales en campos y ciudades del país, “dando tratamiento de guerra a las demandas populares”.

Esas palabras bastan para comprender que el ELN sigue pensando que es un actor político lo suficientemente fuerte en regiones, para atribuirse la defensa que en escenarios institucionales hacen las comunidades frente a incursiones del Estado y sectores privados en actividades ligadas, por lo general, al uso de hidrocarburos. Lea: La ironía del ELN cuando condiciona la liberación de Odín Sánchez

El ELN en ese comunicado se refiere a acciones del Esmad que a nivel regional son ordenadas por autoridades locales para despejar vías, o bloqueos, cuando las instancias de diálogo, promovidas por el Gobierno central, fracasan.

En este sentido, se vuelve evidente que la intención del ELN sigue siendo la de influenciar comunidades que tienen reclamos legítimos, muchas veces por medio de la coerción, para luego enfrascarse en una guerra contra el Esmad, un grupo que no está preparado para acciones de combate militar, y cuya misión es actuar en el terreno del orden público urbano.

Bajo ese modelo, una negociación con el ELN se vuelve difícil, pues es una fuerza que se considera a sí misma política y que actúa en el margen de las demandas sociales.

Lo que no calcula esa guerrilla es que están influyendo a partir de las armas a comunidades locales y que se están apropiando de reclamos que nada tienen que ver con un grupo insurgente, ilegal y armado, que atenta contra la vida de colombianos como Albeiro Garibello.

elnbogota

En un comunicado el ELN se atribuyó el atentado del 19 de febrero en Bogotá. Fotos: eln-voces.com y @Andres38Oscar

Tan adentrado en su obstinación está el ELN, que no ven el panorama político en el que están, en la oportunidad que le presta un Ejecutivo, en donde incluso hay víctimas de ellos, como el ministro del interior Juan Fernando Cristo, cuyo padre fue asesinado por esa guerrilla y que, pese a ese pasado, se ha jugado a favor del perdón y en apoyar el proyecto de ‘paz total’, del presidente Juan Manuel Santos.

El ELN está perdiendo así la oportunidad de paz, arriesgando el poco capital político que tienen en regiones petroleras y exponiéndose a que en el 2018 llegue al poder un candidato opositor a salidas negociadas con grupos insurgentes, que acabe con la posibilidad de un acuerdo.

A su vez, el ELN demuestra que sigue viendo a Colombia desde una mirada mezquina, en donde sus preceptos llenos de terquedad que, como los que tenían cuando se formaron en los años 60 e influyeron según el informe Basta YA del Grupo de Memoria Histórica en “estudiantes y clase obrera petrolera”, se constituyen en murallas, que les van impedir desmovilizarse y reintegrarse a la sociedad colombiana. Lea: Nueva oportunidad para el diálogo con el ELN, el actor armado que más secuestró en Colombia

Con el reconocimiento en la autoría del atentado, el ELN pierde margen para una negociación y se acerca al tratamiento que el Gobierno está dando a las bandas criminales y grupos disidentes de las Farc, a los cuales el Estado ya les quitó cualquier tipo de legitimidad política.

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