A los pagos de Odebrecht en el país para adjudicarse el contrato de la Ruta del Sol 2 se le suman las investigaciones para determinar si hubo financiación de esa firma a las campañas presidenciales del 2014. Estas situaciones hacen evidente que el territorio nacional tiene un merecido puesto 90 en el índice de Transparencia Internacional del 2016.
Por: Sergio García Hernández
La corrupción en Colombia es una de las problemáticas más profundas que tiene el país, al punto que en los últimos días ha tocado la esfera de los candidatos presidenciales del 2014: el actual jefe de Estado Juan Manuel Santos, y el líder opositor del Centro Democrático Oscar Iván Zuluaga.
Las denuncias sobre financiamientos de la empresa brasileña Odebrecht a las campañas, materia de investigación, se suman a los pagos ya probados de esa firma en el 2009 a Gabriel García, funcionario del Gobierno del expresidente, Álvaro Uribe, con el fin de ganar el contrato de la Ruta del Sol 2.
Las prácticas corruptas de esa compañía en Colombia se han convertido en una ‘bola de nieve’ que toca ahora, incluso, las puertas de Presidencia. Lea: El caso de corrupción mundial que despertó a Colombia
Sobre el tema, el Gobierno emitió un comunicado conjunto que reúne la posición de ministros y Vicepresidencia en el que el Ejecutivo reseña que con el liderazgo del presidente Santos el Estado se ha comprometido a fondo en la lucha contra la corrupción.
«El señor Fiscal General afirmó que no hay ninguna prueba documental que muestre el posible ingreso de dineros de la firma Odebrecht a la campaña de Juan Manuel Santos para la reelección presidencial del año 2014, y señaló que el tema se remite solo a un testimonio que hizo el señor Otto Bula», dice la comunicación.
Cabe resaltar que Otto Bula es un excongresista al cual la Fiscalía investiga por pagos que habría recibido por parte de Odebrecht, los cuales ascenderían a los 4,6 millones de dólares, y con los que la compañía presuntamente buscaba adjudicarse el contrato de la vía Ocaña-Gamarra, en el marco de la construcción de la Ruta del Sol.
Estos hechos hacen parte de la estela que deja la empresa brasileña en el territorio nacional, y que son las muestras que explica la pobre imagen del país en el mundo, debido a la falta de transparencia en las esferas del poder.
Los acontecimientos recientes en Colombia justifican el resultado que obtuvo en el más reciente informe de la organización Transparencia Internacional del 2016, que clasifica las naciones del mundo de acuerdo a los niveles de corrupción que tengan.
En ese listado, Colombia ocupó la casilla 90 con 37 puntos sobre 100, en una clasificación que da los puntajes más altos a los países transparentes y que otorga los números bajos a aquellos afectados por la corrupción.
En el indicador de la organización, denominado Índice de Percepción de Corrupción, Colombia descendió 7 puestos, pues en el 2015 el país se ubicaba en el lugar 83.
Además, el resultado lo deja como un territorio “con serios niveles de corrupción” y como una nación en donde, de acuerdo con la organización, “el gobierno está fallando en detener prácticas corruptas”. Lea: En un mundo corrupto, Colombia no es la excepción
Los números, a su vez, ubican a Colombia debajo del promedio de la región de Suramérica, que fue de 44 puntos. Es decir, que la corrupción en el país resalta en esta parte del continente, en donde naciones como Chile y Uruguay lograron puntuaciones de 66 y 71, respectivamente.
Con episodios como los investigados relacionados a Odebrecht, Colombia sigue justificando ante el mundo su pobre desempeño en materia de transparencia, en un país cuya sociedad tiene que ver como líderes políticos se ven tocados por la llamada ‘serpiente’ de la corrupción.
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