Manuel María Mallarino, el presidente conservador de la conciliación nacional

Su Gobierno en Colombia logró restablecer la economía, mantener la paz, el orden, la concordia nacional, y respetar y proteger las instituciones y los derechos. A lo largo de su vida se caracterizó por ser un educador. Esta es su biografía.

Por: Alejandro García Hernández

Manuel María nació en Cali el 18 de junio de 1808. Sus padres fueron José María Mallarino, natural de Cádiz, quien vino al Nuevo Reino de Granada como secretario del virrey Antonio Amar y Borbón, y doña Juana María Ibargüen. El 17 de julio de 1831 se graduó en Derecho de la Universidad del Cauca, que fue uno de los primeros títulos que otorgó esa Universidad.

Manuel Mallarino

Manuel María Mallarino junto a ilustración del ferrocarril de Panamá en 1855. Foto: Desconocido y Farnham Bishop

En su juventud Manuel se dedicaba a viajar por el país y era aficionado a las peleas de gallos. Mallarino se casó con doña Mercedes Cabal el 11 de agosto de 1835, con quien tuvo siete hijos, según Martínez (1940).

Mallarino colaboró con el gobierno en distintas posiciones. Fue gobernador de las provincias de Buenaventura en 1842 y en 1854, y de Popayán de 1845 a 1846. Fue miembro del Congreso Nacional en varias ocasiones desde 1836 hasta 1867, como representante y senador. De acuerdo a Martínez (1940), también fue fiscal de la Corte Suprema, diplomático en Ecuador y secretario de hacienda de la gobernación de Cundinamarca.

En 1846 fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores del presidente Tomás Cipriano de Mosquera, cargo que desempeñó hasta junio de 1848.

En este cargo le correspondió negociar y firmfi el tratado Mallarino-Bidlack que garantizaba la soberanía de Colombia sobre Panamá. Posteriormente, ocupó la secretaria de mejoras internas del gobierno de Mosquera.

Durante las reformas liberales de la Llamada «Revolución socioeconómica del medio siglo» Mallarino buscó su seguridad en el Perú, en una especie de destierro, con otros granadinos, entre ellos, Julio y Sergio Arboleda. En el año 1854, después de la dictadura de José María Melo, vino para el país la llamada Restauración Constitucional, según Ocampo.

Vicepresidente encargado

El conservador moderado Manuel María Mallarino fue nombrado por el Congreso como vicepresidente de la República y se encargó del gobierno desde 1º de abril de 1855 para la terminación del período legal del general José María Obando.

Mallarino recibió un país con odios partidistas y brotes violentos por lo que buscó instaurar un gobierno que se apoyara en la justicia, la legalidad, la seguridad, la tolerancia y la paz para lograr el progreso, el orden, la prosperidad y la conciliación en el país.

En primer lugar constituyó un gabinete presidencial bipartidista, entre los que se encontraban Rafael Núñez y José María Plata, afiliados a la bandera liberal, y Lino de Pombo, Vicente Cárdenas y Luciano Jaramillo, del partido conservador.

Para Mallarino el Congreso era el legítimo representante de la voluntad nacional para emitir las leyes que gobiernan la nación y al ejecutivo sólo le correspondic la ejecución de dichas leyes. Su gobierno se caracterizó por respetar las decisiones del legislativo y debatir dentro de él bajo las normas de la legalidad, de acuerdo a Martínez (1955).

Mallarino creía que la independencia municipal que buscaban los liberales era justa y benéfica para la nación porque permitía el fomento y desarrollo del país. Por tal razón fomentó el proceso de federación en el país. En primer lugar buscó garantizar la autonomía de las provincias y evitar las guerras. Rwdujo el ejército nacional a 373 hombres, el más pequeño de la historia nacional, y otorgó a las provincias el control de los negocios internos, la rama judicial, la policía y una guardia municipal encargada de mantener el orden interno. En segundo lugar creó los primeros Estados Soberanos: en 1855 el Estado de Panamá, en 1856 el Estado de Antioquia y en 1857 se crearon los Estados federales de Santander, Cauca, Boyacá, Bolívar, Magdalena y Cundinamarca.

Arboleda (1990) afirma que Mallarino incentivó el desarrollo de Panamá con la instalación del telégrafo, y el fomento el uso del ferrocarril para la navegación entre ambos océanos. Quiso declararla capital de la República.

Mallarino era un ferviente católico que pensaba que el Estado tenía que garantizar el derecho a la libertad religiosa y de culto, pero que no se podía usar para engañar a las personas y promover la estigmatización. Por tal razón sancionó la ley del 14 de mayo de 1855 en la que garantizaba el ejercicio de este derecho con el límite a la protección de la paz pública, la sana moral y orden legal o constitucional. La ley reconoció la personalidad jurídica a las iglesias y congregaciones, la no intromisión del Estado en sus asuntos internos y su no injerencia en el Estado.

Mallarino declaró el indulto y la exclusión de retaliaciones perjudiciales a los participantes de la rebelión del 17 de abril de 1854, lo cual contribuyó a la pacificación en el país, según Martínez (1955).

El 9 de febrero de 1856 el Congreso aprobó la abolición de la pena muerte y fijaba el máximo de las corporales. No obstante, Mallarino objetó la ley para defender la pena de muerte. Finalmente, el Congreso aprobó la moción y no se permitió la abolición.

El 1 de mayo de 1856 sancionó la ley sobre registro del estado civil de las personas en la que se asignaba a los notarios la competencia de registrar los nacimientos, defunciones, matrimonio y reconocimiento de hijos y establecía la obligación de las personas de registrar sus matrimonios religiosos, los nacimientos de sus hijos y los fallecimientos de sus familiares.

Mallarino promovió la educación pública, arregló la Biblioteca Nacional, mejoró museos y redactó leyes para la organización de las instituciones educativas, los códigos del servicio penal y el de elecciones.

El presidente Mallarino recibió la Hacienda Pública empobrecida por los altos costos de las guerras civiles y para hacer frente al desequilibrio fiscal inició un estricto control de los dineros de la nación, estableció y elevó impuestos, redujo el gasto público, abolió el sistema de empréstitos a fuerte interés, redujo los derechos de importación, aumentó las exportaciones, arregló el servicio de las aduanas, aumentó el salario de los empleados de las aduanas, sancionó la ley orgánica de bancos de emisión, descuento y depósito.

Promovió la navegación por los ríos, vendió acciones del gobierno en empresas de vapores de Cartagena y Santa Marta, y quiso amortizar la deuda externa e incentivar la inmigración de europeos seleccionados de “buena raza” hacia estas “tierras incultas” con la enajenación de terrenos baldíos. Esta medida fue altamente criticada por los liberales gólgotas, principalmente por Murillo Toro, Manuel Ancízar y José María Samper, y finalmente no se ejecutó esta política. Al culminar su gobierno, entregó el país con una economía restablecida.

El 1 de abril de 1857 Mallarino le entregó el gobierno a Mariano Ospina Rodríguez. El gobierno de Mallarino se caracterizó por la tolerancia política, el espíritu de conciliación, la imparcialidad, la honradez, la prudencia, la tranquilidad y el progreso, que calmó los odios partidistas y no tuvo resistencia en el país por ninguno de los grupos políticos liberales. Cumplido el periodo de la presidencia, la ciudadanía colombiana se sintió protegida en sus derechos, confiaban en las instituciones y tenían un ambiente de paz y conciliación nacional.

Su vida laboral

Mallarino dedicó gran parte de su vida a su labor como profesor. Desde 1836 inició esta labor dictando la asignatura de jurisprudencia y de filosofía en su Alma Mater. En el ejercicio de sus cargos públicos se encargó de dictar clases a sus hijos y sobrinos, como a Carlos y Jorge Holguin Mallarino, quienes también ejercieron la presidencia de la república en calidad de designados. Tras su paso por la presidencia se dedicó a ejercer el magisterio en varios institutos docentes de Bogotá y siempre fue querido por sus estudiantes.

A lo largo de su vida también se dedicó al periodismo sobre temas políticos, históricos y literarios. En 1838 fundó el periódico “El patriota”, en 1839 fundó “El independiente” y fue redactor de “El Payanés” y de “La Caridad”. Durante su labor periodística dio a conocer sus convicciones políticas como conservador tolerante y su reconocimiento le permitió ser miembro fundador de la Academia Colombiana de la Lengua en 1871.

En el gobierno breve del presidente Bartolomé Calvo, Mallarino ocupó el Ministerio de Relaciones Exteriores. Posteriormente se dedicó al ejercicio de su profesión de abogado. Mallarino apoyó la reforma de 1870, la cual creaba un sistema de educación para alcanzar la civilización en la sociedad.

La reforma permitió la regulación de la educación en todos sus niveles, de los métodos de educación, de la formación de los maestros, la construcción de instalaciones educativas, los ideales morales y la organización administrativa.

Prohibió la discriminación y los castigos corporales, buscó enseñar la educación primaria en todo el territorio nacional, intentó establecer la educación gratuita, obligatoria, laica, científica y acorde a los fines del Estado y creó la Dirección Nacional de Instrucción pública y la Escuela Normal Nacional para maestros, de las cuales Mallarino fue director en 1871. Murió en Bogotá el 6 de enero de 1872.

Bibliografía

Ocampo, Javier. “Manuel María Mallarino”. Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías. http://enciclopedia.Ocampo.org/index.php/Manuel_Mar%C3%ADa_Mallarino

Martínez, Luis. “Comentarios sobre la administración del Doctor Manuel María Mallarino”. Bolivar No. 37. Marzo de 1955. Bogotá, Colombia.

Martínez, Luis. “Apuntes histórico-biográficos” Editorial A.B.C. 1940. Bogotá, Colombia.

Tirado, Álvaro y Jaramillo, Jaime. “Manual de Historia de Colombia”. Tomo II y III. Tercera Edición. Procultura S.A. Instituto Colombiano de Cultura. 1984.

Arboleda, Gustavo. «Historia contemporánea de Colombia: desde la disolución de la antigua República de ese nombre hasta la época presente». Banco Central Hipotecario. Segunda Edición. Bogotá, Colombia. 1990.

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