Fue una espía del ejército patrio durante la reconquista y el régimen del terror impuesto por Pablo Morillo. Su muerte la convirtió en el símbolo del poder femenino durante la independencia.
Por: Alejandro García Hernández
No hay claridad sobre su nombre completo, su fecha y lugar de nacimiento, debido a que no hay un documento que pruebe esos datos. Sobre su nombre se cree que su Padre la llamó Polonia, pero fue conocida como Policarpa y con el diminutivo de la Pola. Se cree que nació en Guaduas en enero de 1795.

Iglesia San Agustín, donde está la tumba de la Pola, junto a su retrato, pintado por Epifanio Garay. Foto: Prospectiva en Justicia y Desarrollo
Policarpa era de una familia acomodada de regular fortuna y elevada posición social en Guaduas. Su padre, José Joaquín Salavarrieta, fue miliciano de José Antonio Galán durante la revolución de los comuneros y posteriormente se dedicó a negocios de agricultura y comercio.
La familia Salavarrieta Ríos se trasladó a vivir a Bogotá y se estableció en una casa baja de tapia y teja en el barrio de Santa Bárbara en 1798. El padre, la madre y dos hermanos de Policarpa murieron en 1802 por una epidemia de viruela que se extendió en la capital.
Después de esta tragedia, los hermanos de Policarpa sobrevivientes a la viruela se separaron. José María y Manuel ingresaron a la comunidad agustina, Ramón y Francisco Antonio viajaron a Tena (Cundinamarca) e ingresaron a trabajar en una finca. Catarina, Bibiano y la Pola se trasladaron de nuevo a Guaduas en 1804. Se establecieron en la casa de la madrina Margarita Beltrán, hermana de Manuela, hasta que Catarina se casó con Domingo García y se llevó a sus dos hermanos a vivir con ella, de acuerdo a Robredo (2016).
Margarita Beltrán se da cuenta de la avidez por aprender de Policarpa y logra ingresarla a la escuela del Convento de la Soledad. Allí aprendió a leer, escribir, de historia, a tocar la guitarra, bailar y cantar, según Robledo (2016).
Guaduas era entonces un sitio de obligado tránsito entre la capital y el río Magdalena, por lo que Caterina y Domingo a abrir un hospedaje donde la Pola trabajaba.
Santos (2010) afirma que Policarpa enseñó en la escuela de Guaduas en donde estudió desde 1812 hasta 1815. Sin embargo, otras versiones afirman que viajó a Bogotá en 1812. Trabajó para la familia Zaldúas como niñera y costurera. Durante la primera guerra civil de Colombia hizo uniformes para los centralistas y finalmente volvió a Guaduas en 1813 donde se dedicó a la enseñanza.
Durante la reconquista española y el régimen de terror instaurado por Pablo Morillo, la familia de Policarpa compartió su espíritu patriota. Su cuñado, Domingo García, y su hermano, Bibiano, lucharon al lado del general Antonio Nariño en la Campaña del Sur.
Domingo García murió durante la campaña y Bibiano regresó en 1815 malherido después de estar en prisión. Policarpa inició en Guaduas su labor como espía para el ejército patriota, conforme a Castro (1996).
El país se encontraba dividido entre realistas y patriotas. La llegada de Pablo Morillo a la capital el 26 de mayo de 1816 provocó la masiva persecución de los patriotas y obligó a la Pola y a su hermano Bibiano a salir de Guaduas y a refugiarse en Anolaima en Cundinamarca con José Ignacio Rodríguez. Allí se encontraron con los hermanos Almeyda que habían sido capturados y acababan de escapar con un pago a los guardias del Colegio San Bartolomé en Bogotá, de acuerdo a Santos (2010).
Pablo Morillo dejó la capital el 15 de noviembre de 1816 y heredó el mando al general Juan Sámano, quien continúo con el régimen de terror. Tras la salida del pacificador de la ciudad, Ambrosio Almeyda comenzó a planear una conspiración para recuperar la ciudad para los patriotas.
La familia Almeyda se caracterizó por apoyar la causa patriótica y habían logrado escapar del régimen de terror porque su riqueza les permitió pagar para evitar la persecución, según Restrepo (2016).
La conspiración de Ambrosio buscaba formar guerrillas en diferentes lugares del territorio, reclutar patriotas, lograr la deserción de soldados del ejército español para que se unieran al patriota y espiar las tropas españolas.
Ambrosio comenzó a organizar la conspiración en viajes a las regiones en donde se encontraban las guerrillas patriotas. La Pola y su hermano se trasladaron a Bogotá en 1817 para dirigir el espionaje en la capital. Llegaron a la ciudad con salvoconductos falsos y una carta escrita por Ambrosio Almeyda y José Rodríguez para alojarse en la casa de Andrea Ricaurte y Lozano, centro clandestino en Bogotá.
Desde allí, Policarpa realizó su labor como espía de los patriotas desde su trabajo como costurera de las señoras realistas donde obtenía información sobre el número, movimientos, armamentos y órdenes de las tropas enemigas para planear las emboscadas de las guerrillas.
También ayudó a los combatientes en las dificultades, escondía fugitivos, visitaba a los presos, recibía y mandaba mensajes de la guerrilla de los Llanos, compraba material de guerra y convencía a jóvenes y criollos de las filas españolas a adherirse a los grupos patriotas.
Policarpa se volvió una experta en espionaje y una persona indispensable para la causa patriota. Trabajaba siempre acompañada, a veces junto a su hermano Bibiano. Pero su compañero más importante fue Alejo Sabaraín, quien había luchado junto al general Nariño en el sur, y fue capturado en 1816. Al siguiente año se le concedió el indulto y se dedicó al espionaje, de acuerdo a Castro.
Policarpa se había podido mover hábilmente por la ciudad, porque estaba recién llegada y muy poca gente la conocía. Además, su juventud e inteligencia le habían permitido desenvolverse con gran capacidad.
Finalmente, la conspiración se iba a ejecutar. El plan era que las guerrillas de llano aparecieran en la cordillera e iniciara un combate contra el ejército realista. Mientras, los hermanos Almeyda provocaban el alzamiento en la capital.
Sin embargo, la conspiración fracasó porque el capitán Manuel Pérez Delgada se enteró que los patriotas estaban ofreciendo a los soldados criollos del ejército realista unirse a los patriotas. Por ello, el gobernador Juan Sámano inició una persecución contra los conspiradores, conforme a Restrepo (2016).
Los hermanos Almeyda fueron apresados en la hacienda Tibaquíes el 20 de agosto. Estos intentaron esconder documentos que comprometían a otros compatriotas y se entregaron sin resistencia, según Restrepo (2016).
Pese a lo anterior, Policarpa no abandonó la causa independista y continuó su labor como espía, reclutadora, mensajera y compradora de armas para el ejército patriota. Sus actividades no resultaban sospechosas para los realistas.
Por su parte, los hermanos Almeyda estaban a la espera de un juicio militar, pero al no tener esperanzas de salir inocentes del juicio decidieron escaparse con sobornos a los guardias que los custodiaban y con ayuda de la Pola.
Finalmente, los hermanos Almeyda huyeron, pero fueron capturados de nuevo con documentos que comprometían a Policarpa. También Sabaraín fue arrestado con una lista de nombres de realistas y de patriotas que la Pola le había entregado.
Por lo anterior, se ordenó el arresto de la Pola y fue detenida junto a su hermano en la casa de Andrea Ricaurte de Lozano el 4 de septiembre. Andrea quemó documentos que comprometían a otros compatriotas y así mismas. Bibiano fue azotado y liberado a los tres días y Policarpa fue puesta en un calabozo en el Colegio del Rosario.
El 10 de noviembre de 1817 el Consejo de Guerra condenó a muerte a Policarpa, a Sabaraín y otros patriotas más. El fusilamiento fue programado a las nueve de la mañana del 14 de noviembre de 1817.
La Pola marchó hacia el suplicio con dos sacerdotes a los lados. Durante la marcha expresaba sus pensamientos y maldecía a los españoles y a los americanos que los apoyaban. Al subirla al patíbulo pronunció:
“¡Pueblo indolente! ¡Cuán diversa sería hoy vuestra suerte, si conocieseis el precio de la libertad! Ved que aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más”.
Se le ordenó ponerse de espaldas porque así debían morir los traidores, ella se volteó, se arrodilló y murió mostrando gran parte de su espalda.
El cuerpo de la Pola no fue expuesto en las calles por ser mujer, sus hermanos sacerdotes la reclamaron y la enterraron en la iglesia de San Agustín.
La ejecución de la Pola fue altamente criticaba porque una mujer muy joven había sido ejecutada por un delito político y sin las garantías legales.
Su muerte provocó un fuerte sentimiento de patriotismo que movió a la población y creó una gran resistencia al régimen del terror. Los hombres se sentían humillados al saber que una mujer había contribuido más que ellos por liberar a la patria y las mujeres encontraron un modelo heroico a quien seguir.
La muerte de la Pola cautivó la imaginación popular, inspiró a poetas, escritores y dramaturgos que inmortalizaron su historia de valentía y coraje.
Bibliografía
Castro, Beatriz. “Salavarrieta, Policarpa”. Biografías Biblioteca Virtual del Banco de la República
Castro, Beatriz. “Policarpa Salavarrieta: heroína por excelencia de la República”. Revista Credencial Historia No. 43. Enero de 1996. Bogotá, Colombia.
Robledo, Beatriz. “¡Viva la Pola!”. Instituto Distrital de las Artes (IDARTES). Bogotá, Colombia. Diciembre de 2016.
Borja, Isabel y López, Alfonso. “Policarpa Salavarrieta: una mujer en la guerra”. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Centro de investigación y Desarrollo Científico (CIDC). Colombia. 2012.
Santos, Enrique. “Polycarpa Salavarrieta – Yace por salvar la patria” en “Mujeres libertadoras”. Editorial Planeta Colombia S.A. Bogotá, Colombia. 2010