José Hilario López, el libertador de los esclavos

Su Gobierno hizo una gran reforma socioeconómica y cultural en la que apoyó los derechos humanos y libertades públicas, abolió instituciones coloniales, inició una bonanza económica y fundó a Manizales. Su logro más recordado es la abolición de la esclavitud y su mayor controversia fue la expulsión de los jesuitas.

Por: Alejandro García Hernández

José Hilario López nació en Popayán, el 18 de febrero de 1798. Su familia estaba compuesta por su padre José Casimiro López, oficial real de la Santa Cruzada, su madre Rafaela Valdés y Fernández de Córdoba, y seis hermanos menores. Según Serpa (1965), entre sus antepasados estaban los conquistadores Hurtado del Águila, Lasso de la Vega y Mosquera Figueroa.

Hilario

Foto: Franco, Montoya y Rubiano, Knomrm y lithograph

Sus primeros estudios los comenzó en la escuela de don Joaquín del Basto y los continuó en el colegio seminario de Popayán, bajo la tutela de José Félix de Restrepo. Su padre murió cuando él era aún un niño y por su muerte su madre enloqueció. A los trece años de edad, José Hilario peleó con su curador, que administraba la herencia inescrupulosamente. La penosa situación económica de la familia obligó a Hilario y a su hermano Laureano a trabajar como aprendices de herrero para sostener a su madre y sus hermanos.

En 1812, a sus apenas catorce años, se presentó ante Cabal y Rodríguez para enlistarse en el Ejército patriota. De esta forma, Hilario inició su instrucción militar como cadete de la quinta compañía de infantería, bajo el mando del capitán José María Ordoñez. También sirvió bajo las órdenes de José María Cabal, Antonio Nariño, Manuel Serviez y Custodio García Rovira, combatiendo en las batallas de Alto Palacé, Calibío, Tacines, Pasto, Juanambú, Chacapamba, Ejido de Pasto y El Palo. Por sus actuaciones militares alcanzó el grado de subteniente.

El 30 de junio de 1816 Hilario combatió en la batalla de la Cuchilla del Tambo, donde cayó prisionero del Ejército español dirigido por Juan Sámano. Después, participó en un sorteo para elegir a los prisioneros que serían ejecutados y fue condenado a morir fusilado. De acuerdo a Castaño, se le ofreció conmutarle la condena a cambio de que sirviera como pregonero del Ejército español, pero se negó por considerar que ese oficio era infame.

Afortunadamente, cuando llegó a Popayán se decidió que sólo se fusilarían a los militares de alto rango. No obstante, le dijeron a Hilario que iba a ser fusilado, lo obligaron a marchar encadenado desde Popayán hasta Santa Fe, fue vendado ante un pelotón de ejecución y en ese momento se le informó que no iba a ser fusilado porque se le habían conmutado la pena por la de presidio. Posteriormente fue obligado a formar parte del Ejército español.

Cómo soldado español en Bogotá, José Hilario y su hermano Laureano hicieron parte de la conspiración de los hermanos Almeyda junto a Policarpa Salavarrieta y Alejo Sabaraín. Ante la captura de los cabecillas, los hermanos López planearon huir pero no pudieron hacerlo porque Hilario se enfermó. De este modo, Hilario tuvo que presenciar el sacrificio de La Pola sin poder hacer nada para salvarla.

El 28 de junio de 1819 Hilario y su hermano quedaron en libertad gracias a la mediación de su tía Eusebia Caicedo. Posteriormente se unió al batallón Boyacá, Simón Bolívar lo nombró ayudante del Estado Mayor de la guardia del Libertador y luego lo ascendió a teniente efectivo con grado de capitán.

Hilario participó en la Campaña del Norte hacia Venezuela. En 1820, Hilario estaba en Venezuela a órdenes de José Antonio Páez quien lo ascendió a sargento mayor. López avanzó con el ejército por Mérida, Trujillo, Betijote, Escuque y Niquitao, hasta alcanzar Barinas, no pudo participar en la batalla de Carabobo por enfermedad, pero combatió en el sitio de Puerto Cabello. Por su destacado desempeño fue nombrado como comandante general de Aragua, jefe del Estado Mayor de Segunda Brigada y con sólo veintitrés años como gobernador civil y militar de Valencia.

Hilario fue encargado de acompañar a Bogotá al coronel Charles S. Tood, agente diplomático de los Estados Unidos, lo que causó gran disgusto a Páez, quién no quería dejarlo marchar, pero accedió a dejarlo ir con la promesa de que López volvería.

En Bogotá, Santander lo nombró sargento mayor del Batallón Cauca y lo encargó del Estado Mayor de ese departamento, de la cual tomó posesión en febrero de 1823. Hilario se molestó con esta decisión porque incumplía su promesa con Páez y no se le reconocieron los grados militares alcanzados en Venezuela. Por tal razón, el 6 de abril fue ascendido a teniente coronel.

El 23 de junio de 1823 se casó en Popayán con su prima Rosalía Fajardo Barona. En este año, como jefe militar de Cauca, se encargó de perseguir las guerrillas realistas que aun combatían en la región.

En 1824 fue ascendido a coronel y participó como segundo al mando del ejército de José María Córdova en la campaña contra Agustín Agualongo, un indígena de ascendencia inca que era militar del Ejército real español. De este modo, participó en las operaciones sobre Pasto y Juanambú, donde derrotaron a los alzados en armas.

Después de esta campaña, el ejército de Córdova planeaba continuar hacia Perú para reunirse con el ejército libertador y López quería continuar con ellos. Sin embargo, al llegar a Popayán no se le permitió continuar con el ejército porque se le encargó instruir y disciplinar a 600 reclutas en Cauca para concentrarlos en Cali y enviarlos al Chocó, labor que le desagradó profundamente y cumplida la comisión solicitó su retiro pero le fue negado.

Castaño afirma que a principios de 1825 Hilario tomó acciones contra un centinela que atropellaba civiles, entre cuyas víctimas se contaba su abuela. Por ese motivo se le siguió un juicio y fue condenado a ocho meses de prisión. En 1826, tras cumplir su pena, fue puesto de nuevo al frente del Estado Mayor del Cauca y fue nombrado en el cargo de segundo ayudante del Estado Mayor General de Colombia.

Dictadura de Bolívar

Durante la independencia de Perú, Simón Bolívar aceptó auxiliar a Perú con la condición de que se integrara a la Gran Colombia y le otorgara a él la suprema autoridad militar del país. De este modo, el 9 de diciembre de 1824 Bolívar consiguió la independencia en la batalla de Ayacucho. En 1825, Bolívar abusó del poder que le otorgó Perú y reunió un congreso constituyente en 1825 que lo nombró dictador.

Posteriormente, Simón reunió una asamblea general en Chuquisaca que declaró la independencia del territorio de Alto Perú y cambió el nombre de este territorio a Bolivia, donde adoptó cómo Constitución el código boliviano. En 1826 Perú adoptó como Constitución el mismo código boliviano y nombró a Bolívar presidente perpetuo de Perú.

En esta época, el coronel Tomás Cipriano de Mosquera, intendente de Guayaquil, invitó a José Hilario López a apoyar la dictadura de Bolívar en todo la Gran Colombia, a lo que se opuso. De esta forma, López formó parte del sector que se opuso a los principios de la Constitución redactada por Bolívar y a la proclamación de Bolívar como dictador. La posición de López recibió el respaldo de José María Obando, quien era gobernador civil y militar de la provincia de Pasto. De igual forma, Obando y López gozaban de inmensa influencia en las provincias de Popayán y Pasto.

En 1827 Perú inició una campaña militar en la que se liberó de la dictadura de Bolívar y pretendía apoderarse de Guayaquil. En respuesta, Colombia designó al general Juan José Flores para recuperar Guayaquil. Según Valencia (1998), Hilario López colaboró en esta campaña y el 9 de julio de 1827 fue nombrado comandante general interino de la provincia de Azuay en el Ecuador.

A finales de 1827, el ejército colombiano logró recuperar Guayaquil, el ejército peruano se retiró, Bolívar le delegó su suprema autoridad en Ecuador al general Juan José Flores e Hilario López volvió a Popayán.

En 1827 Bolívar promovió en el Congreso de Colombia que se convocara una gran convección para reorganizar el Estado. Debido a esto se decretó que la convección se celebraría en Ocaña el 2 de marzo de 1828.

La decidida oposición de José Hilario López a la dictadura de Bolívar llevó a que la provincia del Chocó lo designara diputado de la convención de Ocaña. Durante la convención, hizo parte de la mayoría de los 54 diputados que eran liderados por Santander, se opuso a las presiones de los comandos militares, quienes enviaban mensajes diciendo que sólo obedecerían a lo que estuviera de acuerdo Simón Bolívar, argumentó que no aceptaba el predominio de las armas sobre el legislativo y expuso que el Ejército debía estar al servicio del orden legal prescindiendo de aspiraciones políticas.

La nación esperaba que en esta convención convergerán y se conciliarán todas las diferentes posiciones. Sin embargo, Bolívar pretendía que se le reconociera un poder discrecional sin límites y finalmente se disolvió la convención por falta de quórum decisorio por la inasistencia de 21 disputados que apoyaban a Bolívar.

Fracasada la convención de Ocaña, el 13 de junio de 1828 los seguidores de Bolívar se sublevaron en todas las provincias, a excepción de Manatí y Coro, y proclamaron dictador a Bolívar por el tiempo que él creyera necesario, otorgándole un poder ilimitado. El 27 de agosto Bolívar dictó el decreto orgánico de la dictadura y el 25 de septiembre sufrió un atentado que provocó el inicio de una violenta persecución contra todos sus opositores. El mismo Santander fue acusado, encarcelado y desterrado por este hecho.

La situación obligó a Obando y a López a levantarse en armas en contra de la dictadura de Simón Bolívar y en defensa de la Constitución de Cúcuta. De esta forma, se tomaron Popayán y Pasto. El 12 de noviembre de 1828, Obando y López se enfrentaron a Tomás Cipriano de Mosquera, lo vencieron en el combate de La Ladera y luego se enfrentaron con las tropas de los generales Tomás Heres y José María Córdova. Al mismo tiempo, el ejército peruano se reveló de nuevo y se enfrentó contra el ejército colombiano comandado por Sucre y Flores.

Estas circunstancias obligaron a Bolívar dirigirse hacia el sur a fines de diciembre de 1828 para resolver la situación. Bolívar decidió negociar con los alzados en armas, firmó con Obando y López el tratado de Juanambú el 2 de marzo de 1829 y firmó un tratado de paz con Perú el 22 de septiembre.

Posteriormente Córdova invitó a López a que se uniera a una rebelión contra Bolívar, López rechazó la oferta porque tenía que cumplir con el tratado que había firmado y trató de disuadirlo de sus planes porque no había capacidad militar suficiente para resistir el ejército que Simón Bolívar tenía a su disposición, debido a que todos los puestos militares eran controlados por oficiales venezolanos. El 15 de agosto de 1929, Bolívar nombró a José Hilario López gobernador de la Provincia de Neiva.

José Hilario López después del gobierno de Simón Bolívar

En abril de 1830 el presidente Domingo Caycedo, encargado del Ejecutivo durante el Congreso constituyente, ascendió a Hilario como general de brigada y comandante general de Popayán. El 4 de junio de 1830 fue asesinado el general Antonio José de Sucre en los bosques de Berruecos en Nariño, cuando se dirigía hacia Quito para controlar los intentos separatistas liderados por el general Juan José Flórez en el Ecuador.

La muerte del general estremeció a todo el país. Por todas partes se escuchaban acusaciones sobre los autores del asesinato. En general las personas pensaban que podía haber sido habitantes de Pasto que odiaban al general por la masacre que les propinó en 1822 o que fue planeado por el general Flores.

Finalmente, la noticia que más se esparció fue que los generales Obando y López habían planeado su muerte por su cercanía con el general Bolívar y posteriormente el dictador Urdaneta autoritariamente declaró que los generales lo habían asesinado por sus proyectos de anexión a Ecuador.

El 4 de septiembre de 1830, el general Rafael Urdaneta derrocó al presidente Mosquera, encargó a Simón Bolívar el mando supremo de Colombia y asumió el cargo hasta que llegara Bolívar a Bogotá. El 13 de Noviembre el general se envistió inconstitucionalmente con facultades extraordinarias y expidió un decreto que permitía emplear todas las medidas para sofocar insurrecciones o incursiones, lo cual propiciaba el abuso de los militares.

Con la publicación de este decreto, López y Obando se rebelaron y tomaron el control de Popayán. En consecuencia, Urdaneta preparó un ejército para sofocar la sublevación. El 1 de febrero de 1831 se enfrentaron cerca de Palmira, apenas inició el combate un batallón y un escuadrón de caballería se cambió de bando y se unieron a Obando y a López, por lo que su victoria fue inevitable. Esto les permitió tomarse Cali y anexar las provincias del sur al Ecuador para sustraerlas del dominio del dictador Urdaneta. Por último, López movilizó su ejército por Neiva, El Guamo, El Espinal, Fusagasugá y Tocaima.

Ante el avance de las tropas rebeldes, Urdaneta propuso a López el cese de hostilidades y después de varias negociaciones se firmó el convenio de Apulo, el 28 de abril de 1831. Mediante este acuerdo, Caycedo reasumió el mando del país, Urdaneta reconoce la legitimidad del Gobierno de Mosquera y Caycedo, se declara el olvido de todo lo pasado y la reconciliación entre Urdaneta y López, de acuerdo a Castaño.

Tras este éxito militar, Hilario y Obando fueron nombrados general jefe del Ejército y secretario de Guerra, respectivamente. Valencia (1998) afirma que Obando y López pidieron que se les presentara las pruebas sobre su responsabilidad en el asesinato de Sucre, se realizó una investigación al respecto, se pasó el expediente a una corte marcial y fueron exonerados de toda responsabilidad.

El general Flórez controlaba Pasto y quería invadir Popayán para mantener la anexión del sur al Ecuador. Ante la situación, el comandante general José Hilario López se trasladó al Cauca para adelantar las negociaciones con Flórez y evitar el conflicto. No obstante, los intentos de negociación fracasaron, según Valencia (1998).

Por lo anterior, el pueblo de Popayán, en cabildo abierto, tomó la determinación de separarse del Ecuador, Obando fue enviado al sur para enfrentar al general Flórez y López asumió la secretaria de guerra por la ausencia temporal de Obando.

En 1832, bajo la administración del general Santander, López fue nombrado jefe militar dé Bogotá. En este año falleció su esposa Rosalía Fajardo Barona, con quien no tuvo hijos. En 1833 se casó por segunda vez con Neiva doña Dorotea Durán Buendía, con quien tuvo cuatro hijos, y fue nombrado por Santander como gobernador de Bogotá.

En 1834 fue nombrado gobernador de Cartagena donde tuvo que liderar la diplomacia con Inglaterra y Francia para solucionar los casos del Cónsul Barrot y el súbdito británico Joseph Russell, logrando restablecer las relaciones y evitando el conflicto con ambos países

Durante el gobierno de José Ignacio Márquez, se le encargó a López la secretaria de Guerra, la que desempeñó hasta que fue enviado como embajador ante la Santa Sede. De esta forma, de acuerdo a Henao (2008), López salió del país el 14 de marzo de 1838 hacia Nueva York, de allí a Londres para presentarse ante la reina Victoria, luego a Francia para presentarse ante el Rey Luis Felipe y finalmente llegó a Roma. Durante su viaje conoció buena parte de Europa y Turquía.

Serpa (1965) afirma que el general José Hilario López terminó de escribir sus Memorias en 1840, las cuales fueron publicadas en 1875 en París y en 1942, durante el gobierno de Eduardo Santos, por la «Biblioteca Popular de Cultura Colombiana».

López regresó al país en 1840 y en plena guerra de los Supremos ofreció sus servicios al presidente Márquez, quien lo encargó de la Secretaria de Guerra, y en el gobierno de Pedro Alcántara Herrán fue elegido como Consejo de Estado. Al finalizar la revolución se retiró a la vida privada para dedicarse a labores agrícolas.

En 1846 fue elegido Vicepresidente del Senado y en 1847 fue a Panamá a prevenir una incursión armada del Juan José Flórez contra la independencia de estas naciones, después de un arreglo que el venezolano había concertado con la Reina María Cristina para reducir nuevamente estos países al dominio de España, según Llano (2009).

En 1847 el general José Hilario López regresaba del Istmo y se enteró que Julio Arboleda iba a vender a Pablo del Solar noventa y nueve esclavos en Buenaventura para ser conducidos al Perú. Por lo que trató de ponerle trabas legales. Sin embargo, en su camino a Cali encontró partidas de negros de todo sexo y edad, que eran Conducidos al puerto por guardias nacionales de Caloto, de acuerdo a Serpa (1965).

Presidencia de la república

En las elecciones presidenciales de 1849 el partido liberal presentó al candidato José Hilario López y el partido conservador se dividió entre los candidatos José Joaquín Gori y el entonces vicepresidente Rufino Cuervo. Gracias al apoyo de los artesanos, Hilario consiguió la mayoría de los votos, pero no alcanzó a obtener la mayoría absoluta de los votos como disponía el régimen electoral para ser electo presidente.

Por lo anterior, la elección debía ser perfeccionada por el congreso en pleno. Para ello, el 7 de marzo de 1849 los 84 senadores y diputados del congreso se reunieron en el templo de Santo Domingo en Bogotá, en donde debían consignar sus votos hasta que uno de los candidatos consiguiera la mayoría absoluta de los votos, es decir al menos 43 votos.

En un ambiente de gran tensión, de discursos encendidos y de fuerte presión por parte de los artesanos se hizo la primera elección que dio como resultado 37 votos por López, 37 por Cuervo y 10 por Gori, se procedió a hacer una segunda elección que resultó en 42 por Cuervo, 40 por López y dos en blanco, la tercera votación dio 42 a López, 39 a Cuervo y tres en blanco y finalmente la última votación dio por ganador a Hilario López con 45 sobre Cuervo con 39.

Serpa (1965) afirma que Hilario López logró ganar gracias al apoyo de los artesanos, a que Mosquera y Lorenzo María Lleras hicieron que el pueblo permaneciera alerta ante la decisión del Congreso y a que Manuel Morillo Toro consiguió captar los votos de los seguidores de José Joaquín Gori. Con esto, se logró refrendar la decisión del pueblo. Para el momento, el general López se hallaba en el Tolima, después de la elección viajó a Bogotá y se posesionó como presidente el 1 de abril de 1849.

Su primer gabinete estuvo integrado por Francisco Javier Zaldúa, Manuel Morillo Toro, Tomás Herrera, José María Plata, Ezequiel Rojas, y Victoriano de Diego Paredes, de los cuales, los tres primeros fueron presidentes de Colombia en años posteriores.

El Gobierno de Hilario López quiso desarrollar las ideas liberales sobre Estado y Política, a través de una gran reforma socioeconómica y cultural, para terminar con las instituciones existentes del Estado colonial jerarquizado, autoritario y casuístico en su tributación y legislación.

Derechos humanos y libertades públicas

El presidente López apoyó la proclamación y praxis de los derechos humanos y las libertades públicas. Durante su gobierno se establecieron los jurados de conciencia, se abolió la pena de muerte, los castigos vergonzantes, la pena de prisión por deudas, se garantizó la libertad de prensa, de pensamiento, de imprenta, de enseñanza y de profesión.

Hilario López abolió los resguardos indígenas, los cuales eran una institución creada por los españoles para controlarlos dentro de un territorio, disponer de mano de obra y de provisión de alimentos. De este modo, según Henao (2008), pretendía que los indígenas crearan sus propias parcelas. Desafortunadamente, la medida no contó con el suficiente apoyo estatal y los terratenientes se aprovecharon de los indígenas comprando sus tierras a bajo costo, lo que permitió la constitución de grandes latifundios.

Durante su presidencia se expidió la ley del 21 de mayo de 1851, con efectos a partir del 19 de enero de 1852, que decretó la abolición absoluta de la esclavitud y la incorporación de los esclavos a la ciudadanía granadina. Sin embargo, contó con la acerba oposición de esclavistas interesados, como don Julio Arboleda, quien a más de impetuoso caudillo, tenía el negocio del tráfico de negros.

Los esclavistas Arboleda, los Mosquera, Manuel María Mallarino, Antonino Olano, Juan Antonio Pardo, Miguel W. Angulo y Serafín Bucheli impugnaron la ley de la libertad de los esclavos en 1852, de acuerdo a Serpa (1965).

López eliminó el requisito de obtener un título universitario para ejercer cualquier profesión menos la de farmacia por el manejo de productos venenosos, esto se debió a que el Gobierno consideró que conseguir títulos universitarios no significaba que las personas fueran útiles para la sociedad, ni que supiera con suficiencia la ciencia que estudiaron y por el contrario califican a las personas por su clase social porque eran demasiados costosos y sólo podían acceder a ellos familias opulentas. Esto ocasionaba que los sectores populares tuvieran una fuerte limitación al acceso al trabajo, mientras que la clase alta mantenía este monopolio. De esta forma, esta medida pretendía que las personas estudiarían lo que les gustara y les pareciera útil para la sociedad y pudieran acceder a trabajos por sus procesos de autoaprendizaje sin necesidad de pagar costosos títulos.

Asimismo, el Gobierno suprimió a las universidades por las mismas razones y porque obligaban a sus alumnos a hacer prácticas religiosas en contra de su voluntad. En su lugar abrió colegios nacionales en donde se enseñaban todas las ramas de las ciencias, artes y letras.

El Gobierno de Hilario propugnó por la separación de Iglesia y Estado bajo el lema ‘Iglesia Libre dentro del Estado Libre’. De esta manera dictó leyes que suprimió el fuero eclesiástico, los derechos de estola, expulsó a los jesuitas, aprobó la libertad de educación, estableció que los párrocos tenía que ser nombrados por el cabildo municipal, previa postulación de los candidatos por el diocesano, y desterró del país al arzobispo Mosquera por no presentar a los candidatos a párrocos y por su oposición.

Los conservadores declararon la guerra civil de 1851 porque no estaban de acuerdo con la abolición de esclavitud, las medidas anticlericales y la reducción de los ingresos del Estado central que sostenía a la oligarquía de la época. El Gobierno liberal logró ganar la guerra, para muchos este fue el primer conflicto religioso de los que se presentaron durante la segunda mitad de siglo XIX, los cuales culminaron con el establecimiento de la Regeneración, de las instituciones religiosas en el Estado y de la hegemonía conservadora.

El presidente López también incentivó a que las masas populares se organizaran en ‘Sociedades Democráticas’ para que adquirieran una conciencia política de sus derechos y de su importancia en la toma de decisiones, de acuerdo a El Tiempo (1998).

Medidas administrativas

El Gobierno de López aprobó leyes sobre descentralización y rentas. Estas leyes trasladaron los ingresos y gastos de la nación a las provincias. De este modo, se buscó que las provincias asumieran su propia administración, debido a que antes de ello sus ingresos eran muy reducidos.

Entre las rentas que comenzó a recibir las provincias se encontraban los ingresos por aguardientes, peajes, fundición de oro, impuestos y notariales. A su vez, los gastos que asumieron fueron el pago de todos sus funcionarios públicos, el funcionamiento del sistema judicial, el mantenimiento y construcción de las vías de comunicación, el sistema educativo y el mantenimiento del culto, de acuerdo a Melo (1992).

Por otro lado, la nación sólo se quedó con los ingresos de las aduanas y de las salinas, lo que disminuyó su capacidad fiscal, comenzó a depender de las fluctuaciones del mercado y apenas alcanzaba a cubrir sus gastos de funcionamiento.

Esta medida tuvo efectos positivos a largo plazo porque eliminaron gastos de administración y facilitaron la inversión adecuada de los recursos. Desafortunadamente, la Regeneración que aprobó la Constitución de 1886 acabó con este sistema y volvió a centralizar la administración.

El presidente Hilario inició la supresión del Ejército permanente para disminuir el gasto militar. Esta política fue una tendencia en los Gobiernos radicales porque consideraban al Ejército una institución inútil que amenaza las libertades civiles.

Por otra parte, Hilario estableció la elección popular de los gobernadores, la expropiación por utilidad pública con previa indemnización, fundó a Manizales, declaró la región de San Agustín parque nacional y ordenó la iniciación de sus estudios arqueológicos.

El presidente Hilario inició la Comisión Corográfica, bajo la dirección de Agustín Codazzi, encargada de recolectas sobre aspectos sociales, económicos, culturales y estadísticos de la Nueva Granada y sus provincias, así como de levantar el mapa del país, por sus proyecciones y frutos se convirtió en una prolongación de la Expedición Botánica. La comisión continuó funcionando después de su gobierno y de la muerte de Codazzi hasta el 7 de febrero de 1859, cuando el presidente Mariano Ospina Rodríguez decidió terminarla. No obstante, la comisión logró sentar las bases científicas de la nación.

Medidas económicas

Henao (2008) afirma que Hilario inició una bonanza económica aumentando la demanda, el precio de las mercancías, los salarios y la producción agrícola, artesanal y manufacturera.

El Gobierno impulsó el libre cambio, la reforma tributaria, acabó monopolios y redujo los aranceles proteccionistas de las mercancías nacionales. El Gobierno incentivó la producción del tabaco, abolió la renta estancada del tabaco y permitió su libre cultivo y comercialización. De este modo, se logró aumentar la exportación de este producto y los ingresos aduaneros.

De igual forma, el Gobierno de Hilario incrementó y modernizó la industria agropecuaria, construyó caminos, apoyó la colonización antioqueña, limitó la tasa legal de los intereses, comenzó la construcción del ferrocarril de Panamá y estabilizó la navegación a Vapor por el rio Magdalena.

Tirado (1984) afirma que durante el Gobierno de Hilario el liberalismo se dividió en dos por cuestiones económicas. Por un lado, los comerciantes y abogados, que propugnaban por una economía de libre cambio, se organizaron como liberales Gólgota y se les denominaban ‘cachacos’ por su atuendo europeo. Por otro lado, los sectores populares y artesanos, que apoyaban una economía proteccionista, se organizaron como liberales draconianos y se les denominaban ‘guaches’ por su atuendo de ruana.

Los draconianos apoyaron a Obando para que fuera electo presidente, pese a que el Gobierno de Hilario había reducido los aranceles proteccionistas de las mercancías nacionales, lo cual iba en contra de sus intereses.

José Hilario López terminó su periodo presidencial el 30 de marzo de 1853 y su mejor amigo Obando fue elegido entonces presidente. Pese a los acontecimientos controvertidos, su Gobierno fue considerado liberal, transformista, progresista y humanitario. Hilario logró cambiar al país iniciando un verdadero proyecto nacional, desmontando las instituciones coloniales, incentivando el crecimiento de una generación de comerciantes y exportadores, y facilitando que los liberales radicales pudieran gobernar posteriormente.

Después de la presidencia

Durante el Gobierno de Obando, los liberales gólgotas y conservadores se unieron para controlar el congreso y expedir la Constitución de 1853. Según Valencia (1998), esta Constitución le quitó al poder ejecutivo la facultad de nombrar gobernadores de las provincias, redujo el pie de fuerza y declaró el libre el comercio de armas y municiones.

Los draconianos no estuvieron de acuerdo con esta Constitución porque no habían participado en su sanción y consideraban que iba en desmedro de sus intereses. De esta forma, liderados por el general José María Melo, dieron un golpe de Estado el 17 de abril de 1854 por la reivindicación de sus intereses. En respuesta, los liberales Gólgota y los conservadores se unieron para iniciar la guerra civil de 1854. Esta guerra se caracterizó por ser un enfrentamiento clasista entre los sectores populares y la clase alta.

En esta guerra, el general José Hilario López organizó su ejército para colaborar con los generales Tomás Herrera, Tomás Cipriano de Mosquera, Pedro Alcántara Herrán, Manuel María Franco y Joaquín París y lograron irrumpir en la ciudad y derrocar la dictadura de Melo el 4 de diciembre de 1854.

López sometió a los rebeldes de Cauca, que en se mayoría eran miembros de las ‘sociedades democráticas’. Durante el sometimiento hizo terribles vejaciones a los rebeldes, los encarceló en malas condiciones higiénicas, los colgó de las manos hasta desangrarse, los amarró con cerdos en chiqueros para que sufrieran la burla de los soldados conservadores, organizó combates entre ellos y los obligó a observarlos. Sus acciones produjeron que perdiera el apoyo político de los caucanos, de acuerdo a Valencia (1998).

López viajó a Europa con su familia. En París escribió un folleto titulado ‘para la historia’ en que refiere acontecimientos de su vida en el lapso de 1840 a 1854. Desafortunadamente, esta segunda parte de sus memorias nunca se ha encontrado.

En 1860 el gobernador del Estado del Cauca Tomás Cipriano de Mosquera y José María Obando iniciaron una guerra civil en contra del Gobierno de Mariano Ospina Rodríguez por supuestas políticas centralistas y clericales.

Valencia (1998) afirma que José Hilario López regresó a la Nueva Granada cuando ya había iniciado la guerra y decidió no participar inmediatamente. A finales de 1860 decidió apoyar a Mosquera porque Ospina se negó a aceptar la «esponsión» de Manizales. López participó en los combates de La Barrigona, Chaguaní, Subachoque, Usaquén y en la ocupación de Bogotá el 18 de julio de 1861 cuando fue derrocado el presidente Ospina y se proclamó a Tomas Cipriano de Mosquera como presidente provisional.

En 1863, tras el triunfo liberal en la guerra, López asistió a la convención de Rionegro en representación de Tolima. En esta posición lideró la oposición al general Mosquera. La convención nombró a López ministro de Relaciones Exteriores de la Junta de Gobierno. Cargo que ejerció del 10 de febrero al 14 de mayo de 1863 y desde donde hizo trascendentales intervenciones. Finalmente, la convención expidió la Constitución de 1863 que organizó los Estados Unidos de Colombia.

La Constitución garantizó la independencia de los Estados, el derecho de gentes y los derechos individuales. Estableció la separación de iglesia y Estado, la supremacía de la autoridad civil sobre la religiosa, el funcionamiento de la Corte Suprema, una moneda común y el despojo de los bienes acumulados por la iglesia y un poder ejecutivo limitado con un periodo de dos años y sin posibilidad de reelección. Este fue el peor error de la Constitución, porque este periodo tan corto no permitió a los posteriores gobernantes ejecutar obras ni implementar planes de gobiernos coherentes, según Loaiza (2004).

El 27 de agosto de 1863 López asumió la presidencia del Estado del Tolima. En 1865 aceptó una candidatura a la presidencia que no tuvo éxito y en 1867 fue uno de los golpistas contra Mosquera por haber cerrado el Congreso en ese año. Por este motivo, Mosquera fue derrocado y enviado al exilio.

Tras este acontecimiento López asumió la comandancia del Ejército en el Gobierno del general Santos Acosta. No obstante, dejó su cargo por un enfrentamiento con el presidente Acosta y regresó al refugio de su hacienda de Laboyos, de acuerdo a Llano (2009).

José Hilario López murió el 27 de noviembre de 1869 en Campoalegre, Huila, a los 71 años de edad. La iglesia se negó a darle cristiana sepultura por sus actos laicistas y sus restos quedaron sin una lápida que indique el lugar donde reposaban y hasta el 27 de noviembre de 1977 se instaló una placa en Campoalegre en donde se identifica el lugar en donde yacen sus restos.

Bibliografía

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Redacción El Tiempo. “El prócer José Hilario López”. El Tiempo casa editorial. 11 de abril de 1998. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-752264

Castaño, Luis. “José Hilario López”. Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Valencia Llano, Alonso. «El General José Hilario López: un liberal civilista”. Revista Credencial Historia, Nº 98, Bogotá, febrero de 1998.

«7 de marzo de 1849: tumultuosa elección de José Hilario López». Revista Credencial Historia N° 4, abril de 1990. http://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-4/7-de-marzo-de-1849-tumultuosa-eleccion-de-jose-hilario-lopez

Barbosa, Francisco. “Justicia: rupturas y continuidad”. Editorial Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia. Agosto de 2007.

Llano, Rodrigo. “José Hilario López, Primer Presidente Liberal de nuestra historia”. Discurso pronunciado el 6 de marzo de 2009. Veeduría Liberal. Campoalegre, Huila.

Henao, David. “José Hilario López: facetas entre el patriota y el político: parte I”. Archivo Historial Vol. 4, no. 77. Manizales. Marzo de 2008.

Pinilla, Germán. “Génesis de la reforma universitaria de José Hilario López”. Boletín de historia y antigüedades Vol. 92, no. 829. Bogotá. 2005.

Gutiérrez, Camilo. “José Hilario López: un hombre de su siglo”. Cargraphics. Santa Fe de Bogotá. 1997.

“José Hilario López” en “Personajes del mundo”. Thema. Tercera edición. Bogotá. 1991.

Director científico Jaime Jaramillo Uribe, coordinación Jorge Eliécer Ruíz y Darío Jaramillo Agudelo. “Manuel de Historia de Colombia”. Tomo II y III. Tercera Edición. Procultura S.A. Colcultura. 1984.

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