Manuel Antonio Flórez Maldonado, el Virrey durante la revolución de los comuneros

Flórez intentó mejorar la economía, la educación y la salud. Sin embargo, las políticas del Regidor Gutiérrez de Piñeres para sostener la guerra anglo-española causaron la revolución de los comuneros, la cual fue sometida con engaños y violencia.

Por: Alejandro García Hernández

Manuel Antonio Flórez Maldonado Martínez de Angulo y Bodquín nació el 27 de mayo de 1723 en Sevilla, España. Sus padres fueron Antonio Flórez Maldonado y María Josefa Martínez de Angulo Bodquín. En 1736, ingresó a la Compañía de Guardias Marinas Nobles de Cádiz. En 1740 fue ascendido a alférez de fragata y comenzó a navegar.

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Cuadros de Juan de Cuende y Pedro Nel Gómez

En sus primeros años en la Armada se distinguió por su labor contra los piratas en el Mediterráneo y los mares de la América española. Fue ascendido a alférez de navío en 1747, a teniente de fragata en 1749 y a teniente de navío en 1751, a capitán de fragata en 1753, a capitán de navío en 1760, a jefe de escuadra en 1769. En 1771, se le otorgó la comandancia general del Departamento Marítimo de Ferrol. En 1774 fue ascendido a teniente general, según López (2010).

Durante sus años de marino, Flórez recorrió todas las rutas marítimas de España. Entre sus misiones se destaca su delegación en Río de la Plata para ejecutar el tratado de fijación de límites entre España y Portugal. En 1756 se casó en Buenos Aires con Juana María Pereyra y González de Peralta. Fue comandante de los bájales de la Habana, en este cargo hizo viajes hacia Veracruz y las islas de Barlovento e hizo un reconocimiento de la costa de Cuba, de acuerdo con Torres (2002).

Virrey de la Nueva Granada

Siendo Comendador de Lopera, Caballero de la Orden de Calatrava y teniente general de la Real Armada fue nombrado virrey de Nueva Granada y presidente de la Audiencia de Santa Fe. Llegó a Cartagena el 11 de enero de 1776 y asumió el mando el 10 de febrero. Flórez quiso adelantar proyectos de mejoras civiles y culturales, pero su mandato se perturbo por la guerra contra Inglaterra y las consecuencias que esta produjo.

El Virrey fomentó las artes y la cultura. Abrió al público la Biblioteca que su antecesor, Manuel Guirior, había formalizado como institución. En 1777, el virrey Flórez trasladó una imprenta de Cartagena hacia Bogotá y le encargó su funcionamiento a Antonio Espinosa de Monteros. Espinosa compró bienes de los expatriados jesuitas y mandó a construir una imprenta a Narciso Gutiérrez y Mariano Millán.

El virrey Flórez quería construir una moderna imprenta, por lo que solicita a España que le manden nuevos enseres, los cuales llegaron a la ciudad el 18 de febrero de 1780. Espinosa fue nombrado ‘Impresor Real’ y la imprenta se llamó ‘Imprenta Real’, en esta se publicaron opúsculos religiosos, los primeros trabajos científicos y las primeras muestras del periodismo de la colonia.

Para mejorar la economía promovió la creación de gremios de artesanos, el desarrollo de la industria, el crecimiento del comercio, la administración directa de la renta, los monopolios estatales y la agricultura. También mejoró y creó vías públicas para mejorar las comunicaciones con Quito, Perú y entre las regiones periféricas y del interior. El Virrey facilitó el transporte en la zona minera de Chocó y Antioquia y entre Ibagué y Cartago, Quindío.

El Virrey Flórez incorporó las salinas de Zipaquirá y Tausa a la Real Hacienda y destino su producto al sostenimiento de las instituciones de caridad. Las salinas de Nemocón las dejó en manos de los indígenas, conforme con Hernández (2016).

Estableció fundaciones de hospitales y casas de hospicios que financió con las donaciones de personas caritativas y de comunidades. Estableció prevenciones a los corregidores para hacerlos responsables de sus arbitrariedades y de la omisión de sus deberes. En 1778 realizó el segundo censo de población dio un total de 828.775 habitantes del Virreinato y 19.479 de Bogotá.

El Virrey Flórez nombró en cargos públicos a miembros de la élite neogranadina para aprovecharse de sus redes corruptas y beneficiarse de las políticas económicas que establecía. A su vez, promovió campañas de pacificación contra los guajiros y cocinas.

El Fiscal Moreno y Escandón suprimió varios resguardos, caseríos y aldeas de poca población, desplazando a sus habitantes a otros de mayor consideración e importancia. Esto causó descontento en los indígenas porque se vieron obligados a abandonar los lugares donde su comunidad se había establecido y desarrollado, para habitar otros lugares a los que no los ligaba ningún recuerdo. Las expropiaciones que se adelantaron beneficiaron a personas cercanas a Moreno y Escandón, quienes ampliaron sus propiedades con las propiedades indígenas.

Gutiérrez de Piñeres llegó en 1779 con los cargos de Regente de la Audiencia de Santa Fe, Intendente de los Reales Ejércitos, Visitador general de los Tribunales de Justicia y Real Hacienda. Piñeres tenía la función de agilizar los negocios públicos, reglamentar la administración de rentas, productos y gastos, establecer medidas de hacienda sin necesitar la autorización del Virrey y controlar todo lo anterior.

Medidas por la guerra anglo-española

La guerra anglo-española estalló en 1779 porque España apoyó la independencia de Estados Unidos para cumplir los compromisos del Pacto de Familia que Carlos III firmó con Francia. La Corona buscó aumentar sus entradas fiscales para sostener su guerra contra Inglaterra. El Virrey Flórez quiso establecer medidas de libre comercio para lograrlo. Sin embargo, la Corona no aprobó esas medidas y en su lugar encargó a Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, para reformar la Real Hacienda y aumentar excesivamente los impuestos para destinar todas las rentas a los gastos de la guerra, teniendo en cuenta que España nunca envió recursos económicos hacia América.

La guerra contra Inglaterra obligó al Virrey trasladarse a Cartagena para defender sus defensas, por ello tuvo que delegar sus funciones como presidente de la Real Audiencia al regente Gutiérrez de Piñeres, por lo que este se convirtió en el único jefe del Gobierno. En Cartagena, el Virrey consiguió fortalecer la milicia y las defensas de Cartagena de Indias, Santa Marta y Riohacha.

Gutiérrez de Piñeres restableció el impuesto de la Armada de Barlovento para defender el territorio, estableció impuesto a todas las ventas de bienes muebles o inmuebles, a los lugares en donde estos se vendían y no se redujo ni se eliminó ninguno de los impuestos existentes. De forma que, se estableció impuestos a todos los productos agrícolas, indígenas, importados o fabricados en el país, a todas las tiendas que los vendía, a los contratos públicos y las obras artísticas. Quedaron muy pocas cosas exentas de impuestos, entre ellos los caballos, las armas, los libros en latín o romance, las semillas vendidas al por menor y las medicinas.

Así mismo, mandó a depositar en las cajas reales, sin pago alguno, toda la platina que se extrajese de las minas del virreinato y estableció un donativo obligatorio a todos los habitantes.

Piñeres reorganizó las aduanas y autorizó a sus funcionarios para que hicieran allanamientos para cumplir las medidas rentísticas. El régimen rentístico de Piñeres provoco abusos de autoridad, la ruina de muchos habitantes, se encareció todos los productos de las tiendas y las personas comenzaron a hacer negociaciones clandestinas para evadir impuestos.

Revolución de los comuneros

Las políticas de Piñeres y de Moreno provocaron que el pueblo protestara por los abusos y represiones que sufrían. La tensa situación provocó que el 16 de marzo de 1781 se iniciara la revolución social de los comuneros en la ciudad del Socorro. Allí, Manuela Beltrán rompió públicamente un edicto de Piñeres. Dicha revolución se inspiró en la revolución de Tupac Amaru II en el Perú. Desde este momento, el país empezó una continuada y lenta transformación política, incentivada por la instrucción pública.

Ibáñez (1913) afirma que el disgusto generalizado del pueblo permitió que la revolución se extendiera con facilidad en gran parte del territorio. Se creó la ‘Compañía de caballeros corazas’ bajo el mando del Marqués de San Jorge. Entre los líderes de la revolución se encontraban Lorenzo Alcantuz, José Antonio Galán, Juan Francisco Berbeo y Ambrosio Pisco.

Piñeres organizó un ejército para contener la insurrección de los comuneros, el cual salió de la capital el 18 de abril. Sin embargo, su ejército se rindió el 7 de mayo en el Puente Real de Vélez. Entonces, los rebeldes decidieron marchar sobre la ciudad. Por esta razón, Piñeres escapó de la ciudad hacia Honda y a su vez mandó una comisión de paz hacia Zipaquirá, esta era dirigida por el oidor Joaquín Vasco y Vargas, el alcalde ordinario Eustaquio Galavís y el arzobispo Antonio Caballero y Góngora. El 15 de mayo se firmó un Acuerdo de la Junta de Tribunales en el que suprime algunos impuestos, pero este documento no impidió que la guerra continuara, según Ibáñez (1913).

José Antonio Galán ganó dos batallas en Facatativá en las que capturó a sus contendores, los desarmó y los liberó, incluso capturó y liberó al Regente Piñeres, quien huyó hacia Cartagena. Juan Francisco Berbeo logró avanzar hasta Zipaquirá y Ambrosio Pisco, con el apoyo de 10.000 indígenas originarios de la Sabana, se proclamó Cacique de Bogotá y se puso a ordenes de Berbeo, de acuerdo con Ibáñez (1913).

El 27 de mayo la comisión de paz y Francisco Berbeo firmaron un Acuerdo en el que se nombraba comisionados de la Audiencia de Santafé a Francisco de Vergara, Jorge Miguel Lozano, Francisco Santamaría y Nicolás Bernal. Finalmente, el 4 de junio firmaron las capitulaciones en el que se pactaba la paz, el Gobierno aceptaba las solicitudes de Berbeo de eliminar y reducir impuestos y devolver a los indígenas los resguardos suprimidos, y los comuneros se comprometían a disolver sus tropas. Sin embargo, el Gobierno nunca quiso cumplir con lo pactado en este documento y sólo lo firmó para evitar que el ejército comunero entrara en Bogotá, conforme con Ibáñez (1913).

Los comuneros se disiparon confiando en la voluntad de paz del Gobierno. No obstante, el Virrey Flórez ya había enviado un regimiento a Bogotá para sofocar la revolución, aprovechando las tropas y el armamento existentes en Cartagena para defenderse de la marina inglesa.

El gobierno de Bogotá, en cabeza de Caballero y Góngora y Eustaquio Galavís, aprovecharon estas tropas para no cumplir las capitulaciones y perseguir a los revolucionarios. Cuando el Virrey Flórez conoció las capitulaciones consideró que estas debían ser renegociadas porque estipulaban aspectos que sólo el Rey podía modificar.

El Virrey Flórez consideraba que se requería la intervención militar en la colonia para evitar que los ánimos revolucionarios e independistas se extendieran, los cuales podían conseguir apoyo de los ingleses. Sin embargo, se oponía a confrontación bélica entre los vasallos del Rey, por lo que consideraba que la intervención militar sólo debía intimidar y disuadir a los revoltosos, pero no debía someterlos bajo las armas.

Ibáñez (1913) afirma que el 4 de agosto llegó a la capital el regimiento fijo y el 10 de agosto se presentó el primer combate con los comuneros en Bogotá que ganó el regimiento y los comuneros capturados fueron condenados a presidio en Cartagena. El 1 de septiembre, el regimiento y los indígenas se enfrentan en Nemocón, el regimiento gana la batalla y ordenan decapitar a cinco indígenas y colocar sus cabezas en las entradas de Bogotá y capturaron a Ambrosio Pisco. Este acto salvaje provoca que los comuneros se reorganicen bajo el mando de José Antonio Galán. El 13 de octubre capturan a Galán en Onzaga y el 6 de noviembre llega a Bogotá.

Restablecido el orden en el Virreinato, en enero de 1782 llegó a la capital el Regidor Piñeres. Al poco tiempo, el Virrey Flórez expidió un indulto en favor de todos los sediciosos y redujo algunos impuestos para mermar los ánimos del pueblo.

Pese a lo anterior, el 30 de enero, en un rápido juicio, se condenó a muerte a José Antonio Galán, Isidro Molina, Lorenzo Alcantuz y Manuel Ortiz, a que sus cuerpos sean descuartizados y expuestos al público, sus bienes embargados, sus casas demolidas y declara su descendencia a la infamia. Los condenados fueron ejecutados el 1 de febrero de 1782, según Ibáñez (1913).

El Virrey Flórez mostró su inconformidad por el exceso de violencia en las ejecuciones de los líderes de la revolución. A su vez, consideró que el uso de este tipo de violencia sólo conduciría a la independencia de la colonia, de acuerdo con Martínez (2014).

Tras la derrota de los Comuneros el rey Carlos III hizo desmochar las torres de los palacios de los salmantinos que se adhirieron a la revuelta.

El Gobierno Flórez tuvo graves problemas de orden público por la guerra contra Inglaterra. Esta situación se empeoró por las gestiones del Regente Piñeres, lo que ocasionó la revolución de los comuneros. La tensa situación le generó problemas de saludal Virrey, quien quiso renunciar a su puesto en varias ocasiones para recuperarse en España. Sin embargo, el Rey Carlos III no la aceptaba. Finalmente, se le aceptó su renuncia y el 27 de marzo llegó a Cartagena su sucesor, Juan de Torrezal Díaz de Pimienta. Después partió hacia Cuba y para devolverse a España.

Virrey de la Nueva España

Manuel Antonio Flórez fue Virrey de la Nueva España (actualmente México, sur de Estados Unidos, América Central) entre 1787 y 1789. Durante su Gobierno se hicieron importantes obras públicas y se fomentó la educación, la cultura, la ciencia, la salud y la economía.

El Virrey fomentó la cultura fundando el periódico La Gaceta de México y financiando la publicación de varios libros de historia y de ciencia. Fomentó los estudios universitarios de botánica, farmacología, medicina, industria y comercio. Fundó la Academia de San Carlos, el Real Colegio Seminario de Minería, intento abrir una universidad en Guadalajara, abrió un teatro en ciudad de México, un corral de comedias en Guanajuato, y arregló el palacio de Chapultepec.

El Virrey Flórez logró la llegada a México de la expedición científica de Sessé y Lacasta, inauguró cursos de botánica, el Real Jardín Botánico de México y continuo el proceso del desarrollo de las Intendencias y fomentó la explotación minera, conforme con Torres (2002).

El Virrey fomentó la agricultura con la construcción de una presa en la hacienda de Arroyozarco para el riego de la tierra. También arregló la Casa de la Moneda, logrando que esta llegara a su mayor prosperidad, terminó la construcción del hospital general de San Andrés, hizo obras del desagüe de Huehuetoca para impedir la inundación de ciudad de México, fomentó los gremios de artesanos, el libre comercio de Cacao con Guayaquil y de esclavos con Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico y Caracas, según Cepas.

El Virrey hizo la paz con los apaches. No obstante, mandó a equipar varios buques de la Real Armada, fortificó las costas de Nueva España, formó tres regimientos fijos y formó la Compañía fija de veteranos de infantería por temor a que se empezara una guerra contra Inglaterra. También ordenó la ocupar y poblar la isla de Nutka, Canadá, para evitar que esta sea tomada por los rusos o por los ingleses y conseguir los derechos sobre esta isla para España.

El Gobierno de Flórez sufrió un gran déficit por el exceso de inversiones. En 1789, el Virrey Flórez le solicitó la dimisión de su cargo por problemas de salud, a lo que se accedió y regresó a España en octubre.

Final en España

López (2010) afirma que Manuel Antonio Flórez fue nombrado consejero de Estado. El 12 de octubre de 1795 se le dio la Gran Cruz de Carlos III. El 3 de marzo de 1798, el rey ascendió a Floréz Maldonado, por su antigüedad y méritos, a capitán general de la Real Armada, encargándose de la dirección general de la Real Armada, de la secretaria de Estado y del Despacho Universal de Marina.

El rey le concedió el título de conde de Casa Flórez, el cual él rechazó, pero se le concedió a su hijo mayor y al menor le dieron la Orden de Calatrava que él ostentaba. Murió en Madrid el 20 de marzo de 1799.

Bibliografía

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López, Germán. “El libro y el bios: algunos momentos en su historiografía. Lectura desde el paradigma ecológico” del “Códice al libre impreso”. Volumen II. Florida, Colombia. Mayo de 2010 https://bit.ly/3PkvU74

Navas, Alberto “Ciencia y reinserción internacional poscolonial. Las expediciones científicas colombianas de 1821-1822”. Clío Nova. México y Bogotá. 2014. http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/3362

Ibáñez, Pedro. “Crónicas de Bogotá”. Tomo I. Segunda edición. Imprenta Nacional. Bogotá, Colombia. 1913. https://archive.org/details/raha_103296

Ibáñez, Pedro. “Crónicas de Bogotá”. Tomo II. Segunda edición. Imprenta Nacional. Bogotá, Colombia. 1913. https://archive.org/details/raha_103298

Torres, Bibiano. “Manuel Antonio Flórez, virrey de la Nueva Granada y de México” en “Los Virreyes Marinos de la América Hispana”. XXV Jornadas de Historia Marítima. Instituto de Historia y Cultura Naval. España. Abril de 2002.

Martínez, Héctor. “La Revolución de 1781 Campesinos, tejedores y la rent seeking en la Nueva Granada (Colombia)”. Universitat Pompeu Fabra. Departamento de Humanidades.

Hernández, Dora. “Las mujeres en el movimiento de los comuneros”. Universidad Pedagógica Nacional. Facultad de humanidades. Departamento de ciencias sociales. Bogotá. 2016.

Cepa, José. “Virreyes de La Nueva España; Manuel Antonio Flórez Martínez de Angulo Maldonado y Bodquin”. El Espía Digital.

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