La derrota del plebiscito del 2 de octubre y, ahora, la aprobación en el Senado del referendo que promueve la adopción solo para parejas heterosexuales son hechos contundentes que muestran que en el país las costumbres y la definición de moral, de parte de su población, pueden afectar situaciones ligadas a la gobernabilidad y desarrollo del país.
Por: Sergio García Hernández
El pasado martes 13 de diciembre, el Senado por una votación de 55 votos contra 25 aprobó el referendo propuesto por la congresista Vivian Morales, que busca que únicamente familias compuestas por hombre y mujer puedan adoptar niños.
La propuesta de Morales es polémica y sectores representantes de colectividades de la comunidad LGBTI la consideran discriminatoria.
Además, el proyecto también ha molestado a parte de la sociedad civil, pues de alguna manera se le está diciendo a una madre soltera, padre soltero, divorciado o viudo, que es menos idóneo para adoptar, e incluso para educar un niño.
Sin embargo, el hecho que marca un impacto institucional y político para el país es que el Senado haya aprobado la propuesta.
La aprobación de la propuesta de Morales en la ‘cámara alta’ del Congreso implica que un proyecto que tiene matices morales en su composición está afectando decisiones y en sí la institucionalidad del país.
En este caso, se le está diciendo ‘no’ a la adopción y formación de una familia distinta a la que tiene un papá y una mamá, y será la Corte Constitucional la que indique si en ello hay vulneración de derechos fundamentales para minorías.
Es decir que el Senado pudo haber aprobado un proyecto que va en contravía de la garantía de derechos de sectores de la población colombiana.
Los congresistas, de esa manera, y sí la Corte lo indica, estarían dándole la espalda al valor de la inclusividad que permite el desarrollo social de un país.
Y lo habrían hecho como participantes de una institución tan valiosa para un Estado como su órgano legislativo. La opinión moral de esa manera bloquea el progreso del territorio nacional, pues sin inclusión es imposible mejorar.
Otros hechos de impacto
La opinión moral, fundamentada en tradiciones y valores religiosos, muchas veces mal interpretados, le costaron al país poner en riesgo el proceso de paz con las Farc, es decir la posibilidad de terminar una guerra de más de 50 años.
La votación del plebiscito que buscaba avalar el acuerdo de paz, el pasado 2 de octubre, dio como victorioso al ‘No’ a la posibilidad de terminar el conflicto.
Y ese resultado tuvo como fondo que comunidades religiosas decidieron oponerse al Acuerdo, por considerar que en él se promovía la ideología de género, un concepto que según quienes lo utilizan apunta a la promoción de la homosexualidad desde el Estado.
Ese 2 de octubre el Acuerdo de Paz fue rechazado entonces en parte por opiniones de tipo moral. Una decisión de Estado tan importante como la consecución de la paz y la garantía de la seguridad en el territorio se vio comprometida por la moral.
De esta manera, la aprobación del referendo que promueve la adopción de niños solo por parte de parejas heterosexuales y la derrota del plebiscito el 2 de octubre dan cuenta de que en Colombia hay que plantear debates que confronten la tradición y la opinión de moral que cada persona tiene, con los conceptos de Estado, gobernabilidad e institucionalidad.
De no hacerse este ejercicio, en Colombia decisiones trascendentales de Estado para el progreso y el desarrollo social del país, pueden continuar dependiendo de opiniones de tipo moral, que ya pusieron en riesgo un proceso de paz y que ahora afecta el principio de inclusión en su sociedad.