La opinión de la semana
El expresidente Andrés Pastrana, y el exjefe del Gobierno español, José María Aznar, cuestionaron al presidente Juan Manuel Santos, por no haber renunciado a la Presidencia, luego de la derrota del ‘Sí’. ¿Tienen razón o se equivocan?
Por: Hernando Aníbal García Dueñas
La coincidencia entre Pastrana y Aznar se explica en la estrecha cercanía que los exgobernantes han mantenido desde 1998, cuando el español se solidarizó y acompañó el fallido proceso de paz que el expresidente colombiano adelantó con las Farc.
Por cuenta de esa fracasada negociación y bajo la lógica de los 2 políticos, Pastrana debió considerar su dimisión del cargo de jefe de Estado, como hoy se lo exigen él y Aznar al presidente Santos.
Más aún cuando sobre ese proceso de paz se ha conocido de boca de Gustavo Bell Lemus, que ese diálogo “fue un relajo y lo digo habiendo sido Vicepresidente del Presidente Pastrana”.
Las manifestaciones de Pastrana y Aznar no se respaldan en investigaciones o estudios que den seriedad a los cuestionamientos. Más bien son el resultado de una opinión coyuntural, injusta y retardatoria con la que se quiere pasar factura al grupo guerrillero, que le negó la posibilidad al expresidente Conservador de firmar la paz.
Para comprender los efectos de la responsabilidad política, es necesario acudir a lo expuesto por Luis María Díez-Picazo, Magistrado del Tribunal Supremo Español, quien afirma que ese concepto por naturaleza es difuso.
El jurista lo cataloga de esa manera, pues dice que dicha responsabilidad no tiene sustento en un proceso judicial, y se entiende como un juicio de valor negativo e histórico, que los ciudadanos le hacen a sus gobernantes por sus actuaciones equivocadas.
En cuanto al plebiscito en Colombia, fueron 6.377.482 ciudadanos los que votaron por el ‘Si’, mientras que 6.431.376 lo hicieron por el ‘No’. El resultado evidenció una paridad que compromete al Gobierno a revisar los acuerdos, sin que ello implique que el presidente de la república deba renunciar en reconocimiento de su responsabilidad política.
No puede perderse de vista que en la Habana no solo se llegó a un acuerdo acompañado por la comunidad internacional, sino que se tuvo por resultado determinar los lineamientos para la implementación de la política pública en búsqueda de la paz.
De modo que la única responsabilidad del presidente Santos está en persistir en la paz y no en renunciar a su cargo.
Además, los resultados negativos del plebiscito no están por encima de lo previsto en el artículo 22 de la Constitución Política, en cuanto a que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.
En ese sentido, son múltiples las razones que comprometen al Gobierno con la búsqueda de la paz, más aun cuando luego del plebiscito se conocieron una serie de situaciones engañosas, que podrían haber desviado el sentir de los colombianos al momento de votar.
De ahí que la verdadera responsabilidad política del presidente sea en persistir por la paz.