La agenda que el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional presentaron al país coincide en 4 de 6 puntos con la que se trabajó con las Farc. Discusiones sobre víctimas, el fin del conflicto, la implementación de lo negociado y la apertura democrática para construir la paz, se repetirán en la mesa anunciada.
Por: Sergio García Hernández
La mesa de conversaciones, que arrancaría el 7 de febrero si el político del Chocó Odín Sánchez es liberado, es un anuncio que pone de vuelta el Acuerdo de Diálogo para la Paz de Colombia entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional, proyectado el año pasado, y acompañado por la divulgación de la agenda en la que se centrarán las partes.
La agenda divulgada en octubre de 2016 y sobre la que se prevé se trabajará desde el 7 de febrero la conforman 6 puntos, que son:
- Participación de la sociedad en la construcción de paz.
- Democracia para la paz.
- Transformación para la paz.
- Víctimas.
- Fin del conflicto.
- Implementación.
Los 6 puntos sin duda tienen entre sus cimientos los acuerdos de La Habana con las Farc, lo que marca que la ‘hoja de ruta’ de lo que se negociará estará ligado a lo acordado en el Acuerdo Final, sometido a refrendación popular el pasado 2 de octubre.
La agenda con el ELN incluye, por ejemplo, puntos que coinciden en nombre y objetivo con los acordados con las Farc. Entre ellos se cuentan el punto 2, denominado Democracia para la Paz, así como el 4, nombrado Víctimas, y el 5 y 6, Fin del Conflicto e Implementación, respectivamente.
De esta manera, el camino trazado por los negociadores del ELN y el Gobierno Nacional indica que al igual que se hizo con las Farc, el recién anunciado acuerdo buscará que haya garantías para la manifestación pública y la participación política de la sociedad en su conjunto, sin distinción, como se planteó en el punto 2 del Acuerdo Final de La Habana.
A su vez, se repite el papel central de las víctimas, que en el Acuerdo con las Farc tuvieron representación en La Habana y en donde se les reconoció mediante la creación de la Jurisdicción Especial para la Paz y la Comisión de la Verdad sus derechos a la verdad, justicia restaurativa y retributiva, y la reparación.
La anunciada mesa de conversaciones con el ELN incluye en su agenda la ‘copia’ del título del capítulo 3 acordado entre Gobierno y las Farc, llamado Fin del Conflicto.
En ese punto, por lo que se ha dejado conocer, coincidirían aspectos pactados en La Habana que girarían en torno a compromisos para erradicar la violencia y el tránsito de guerrilleros del ELN a la vida civil y política.
A su vez, aspectos de seguridad, frente a organizaciones derivadas del paramilitarismo, al igual que se hizo en La Habana, serían consensuadas desde el próximo 7 de febrero
Finalmente, el punto de Implementación que se dio a conocer por parte del Gobierno, dispondría del plan de acción de lo que el Ejecutivo logre negociar con el ELN, un aspecto también acordado con las Farc en el punto 6 del Acuerdo Final, para dar garantías del cumplimiento de lo pactado.
Los aspectos que no coincidirían, en la agenda divulgada para el ELN tan al pie de la letra con lo que se acordó con las Farc, se relacionan con la importancia que se le dará desde el comienzo a la sociedad civil por medio de puntos como ‘participación de la sociedad en la construcción de la paz’ y ‘transformaciones para la paz’.
La participación de movimientos sociales en la negociación entre el Gobierno y el ELN tiene una profunda relación con el rol que esta guerrilla busca darles a sus comunidades de base, desde el arranque de la mesa, pues es sabido que ese grupo pese a tener un ejército más reducido que el de las Farc, tiene mayor capacidad política.
Incluso, Ariel Ávila, investigador de la Fundación Paz y Reconciliación, en entrevista con el Espectador difine al ELN como «una organización política intentando ser ejército».
El segundo aspecto clave que diferenciará la negociación con el ELN a la que se tuvo con las Farc es que el tema de los cultivos de uso ilícito no será uno de los ejes de la negociación, por no ser uno de los grandes baluartes del ELN, como sí lo era para las Farc y su irrefutable influencia en el Putumayo.
Más allá de las coincidencias y diferencias entre la agenda pactada con el ELN y el Acuerdo Final con las Farc, el inicio de las coversaciones se constituye en la oportunidad de ponerle fin al conflicto con la segunda guerrilla más poderosa del país.
Esa meta, sumada al avanzado proceso con las Farc, deja al país en lo que denominó el presidente Juan Manuel Santos en un escenario de «paz completa».